"Las marañuelas de Luanco con sello de calidad solo son las de las confiterías, que pagan por la marca. Las que hacemos nosotras son marañuelas y ya está", explicaba ayer tras el mostrador de su caseta del festival de este dulce Esther García, la presidenta de la asociación de vecinos de Bañugues; por primera vez en el certamen de Luanco. Hasta el domingo, la media docena de marañuelas o de bollinos de marañuela se venden a tres euros y medio. La docena, a siete.

"Cuando llegaban estas fechas no había casa en que no se estuvieran preparando", hace memoria García. "Pero ahora eso ya pasó", se lamentan casi a coro María Teresa González y María Teresa García. Las dos son de la asociación de amas de casa de Luanco, las organizadoras desde hace tres décadas del festival, que este año se ha abierto a otros colectivos vecinales.

"Los jóvenes no las quieren cocinar", insisten ambas un minuto después de haber cobrado al alcalde Jorge Suárez la media docena que se llevó para casa (compró en las seis casetas). "Ni siquiera las comen: engordan", se ríen las dos eventuales vendedoras. La asociación de amas de casa no se han perdido ninguna convocatoria y en los últimos años el festival se había quedado sólo para ellas. "Nos parece muy bien que vengan de otras asociaciones. Es mucho mejor que haya competencia", señalan García y González.

Junto a la asociación de vecinos de Bañugues y la de amas de casa venden el dulce gozoniego las asociaciones de San Jorge de Heres, Laviana y Bocines. "Las confiterías son las que venden las marañuelas de Luanco, que es una marca que si te asocias tienes que cumplir unos requisitos particulares", aclara Ester García. "Nos parece estupendo que sea así", matiza Mónica Rodríguez, compañera tras el mostrador de la presidenta de la asociación de Bañugues. "Hemos podido cocinar más cómodamente gracias a que nos han cedido la Escuela Agraria", recalca Esther García. Flor Álvarez, de la asociación de San Jorge de Heres, también aplaude la apertura del festival.