Productor audiovisual y gestor cultural especializado en sensibilización LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales), Pau Guillén es desde hace seis años el director de Zinegoak, el Festival Internacional de Cine y Artes Escénicas Gaylesbotrans de Bilbao. Se encuentra en Avilés para participar como jurado en el certamen de la ciudad, que comienza mañana domingo en el Centro Niemeyer con la proyección, a las 19.00 horas, de la película documental "Stike a pose". Hasta el día 6 de mayo, el festival avilesino ofrecerá diez películas de nueve nacionalidades, 17 pases, siete conferencias, un encuentro con Boris Izaguirre, una clase magistral con Jose Xtravaganza (coreógrafo del videoclip "Vogue", de Madonna), y un concierto de Rodrigo Cuevas. En la siguiente entrevista, Pau Guillén analiza la evolución de los festivales como el que dirige y la diversidad sexual en la sociedad del siglo XXI.
- Zinegoak ha ido creciendo en duración, número de proyecciones y público. ¿Mantiene el espíritu inicial?
-Llevo seis años como director del festival y mi labor anterior era la de productor. En todos estos años ha tenido una evolución importante. Nació con una intención reivindicativa y dirigido al colectivo homosexual, y con el paso del tiempo ha cambiado la forma en la que se relaciona con el entorno. A día de hoy está enfocado al conjunto de la ciudad y su labor es más de sensibilización. Reúne buenas obras que ayudan a visibilizar la diversidad sexual, que es la diversidad de la sociedad en la que vivimos.
- ¿Por qué dice que el cine ayuda a visibilizar las distintas condiciones sexuales y combate prejuicios?
-El cine es una herramienta potente para empatizar con historias y con personajes, ayuda a ponerse en la piel de los protagonistas, permite viajar y conocer realidades ajenas; es una forma de entretener e informar.
- ¿Todos los festivales especializados provocan los mismos efectos sobre los espectadores?
-No, ya que mientras aquí vemos que avanzamos en derechos, hay países en los que ser homosexual es muy complicado. En Uganda, por ejemplo, las manifestaciones homosexuales están prohibidas, pero hay un festival cuyo director estuvo en el de Bilbao y explicó que hacen una convocatoria cerrada. Allí es un espacio donde poder tener referencias por ser imposible visibilizar la condición sexual. A través del cine construyen una esperanza.
- El número de festivales de cine LGBTIQ está creciendo en España. ¿A qué se debe este auge?
-La cultura y el cine son necesarios, por eso, proliferan. Hasta ahora, los colectivos hemos trabajado en la reivindicación y en la lucha por alcanzar derechos, pero el aporte del uso de la cultura y el ocio hace que sea mayor la mirada hacia la diversidad sexual. Y pongo un ejemplo. Recientemente, se celebró el día de la visibilidad lésbica. Durante tiempo se han hecho manifestaciones y encuentros reivindicativos para manifestar su invisibilidad. Nosotros ofrecimos un documental gratuito que hablaba de esa situación y funcionó porque esa cuestión cultural llama la atención a los medios de comunicación y a la gente. La unión de cultura y cine llega a más publico, sobre todo a los que no saben de qué van estas cosas.
- ¿Ha cambiado la percepción que el público tenía de los primeros festivales de cine gay?
-La gente pensaba que no le interesaba este tipo de cine al no estar destinado a ellos. Pero se ha ido entendiendo que los festivales naturalizan la diversidad sexual y ayudan a visibilizarla. Ahora se han convertido en algo cotidiano.
- ¿Cómo valora la calidad de las películas con esta temática?
-Cada vez hay más producción y de mayor calidad, pero hace falta que lleguen a las salas comerciales. Aunque pensemos que hay un boom, sólo son un ejemplo puntual de entre las que se estrenan al año. No aparecen generalmente personajes gays o lesbianas en el cine.
- ¿Dónde se produce este cine de calidad?
-Ahora se hace mucho y bueno en Sudamérica; Chile, en especial, tiene películas que despuntan. En España, por su parte, se van haciendo poco a poco y Almodóvar ayudó mucho a visibilizar el colectivo.
