El Ayuntamiento de Avilés prepara un último zafarrancho de obras para dejar el teatro Palacio Valdés listo para el 25.º aniversario de la reapertura del odeón local, este próximo otoño. Paradójicamente, esta intervención dejará en el aire las Jornadas de teatro de agosto, el mes en el que, tradicionalmente, Avilés se vestía de largo con los espectáculos que iban a dar el campanazo en la temporada siguiente en todo el país.

Tras actuaciones en sótanos, tejados, armamento contra incendios, ascensores, la intervención prevista para este año se centrará en recuperar el color que lució el teatro en el otoño de 1992, cuando subió el telón municipal por primera vez. Mariví Monteserín, la alcaldesa de Avilés, recalcó esto mismo a través de una nota: "El teatro ha sido objeto de continuas actuaciones de conservación y mejora por parte del Ayuntamiento y la renovación de la sala ahora proyectada nos permitirá realzar no sólo la función teatral del teatro, sino su indudable valor como referente del patrimonio artístico de la ciudad".

Las actuaciones que hizo públicas ayer el Ayuntamiento están cuantificadas en más de 151.000 euros y, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, pretenden dar lustre a la sala principal del odeón -la bombonera diseñada por Manuel del Busto hace casi 120 años-. Entre otras cosas, está prevista una rehabilitación de los acabados de pintura de la sala principal (palcos y platea), la instalación de una nueva iluminación, además de la reparación de la cúpula. Esto supondrá que el odeón avilesino "permanecerá inevitablemente cerrado", según se lee en la misma nota oficial, durante los tres meses que están previsto que duren las obras. O sea, que el Palacio Valdés no podrá acoger las Jornadas de agosto o, al menos, no todas.

Algo parecido a esto sucedió en el verano de 2012. Entonces el Ayuntamiento había trasladado los espectáculos a Los Canapés, que durante todo aquel agosto acogió, por primera vez, teatro alternativo. Ahí se estrenó, por ejemplo, "La lengua en pedazos", de Juan Mayorga, que le valió el premio Nacional de Literatura Dramática al escritor madrileño, que, además, se estrenaba como director escénico con aquel mismo espectáculo. El Ayuntamiento de Avilés, pues, tiene ahora sobre sí, una nueva reinvención del ciclo con más abolengo del año, aunque sólo sea por las más de tres décadas de trayectoria.

Las intervenciones en el edificio de Manuel del Busto de este año -oficialmente, un monumento- están enmarcadas en las celebraciones del primer cuarto de siglo de titularidad municipal de un teatro impulsado hace casi 120 años por una compañía de señores de orden, burgueses de toda la vida, que tenían el deseo de hacer Avilés un nuevo San Sebastián, Oviedo o Bilbao. La idea del Ayuntamiento es llegar al 120.º aniversario a pleno sol, es decir, celebrar el presente del último teatro del siglo XIX del país. Para ello, Mariví Monteserín anunció también ayer una programación especial para este otoño que, por el momento, no ha concretado: ni su especialidad, ni su contenido.

Los veinticinco años de gestión pública del teatro Palacio Valdés comenzaron de manera efectiva el 14 de noviembre de 1992, entonces fue cuando se produjo la reapertura de un odeón que había permanecido cerrado y abandonado desde 1972. La apertura oficial, sin embargo, se produjo, curiosamente, un 9 de agosto de 1920. Para entonces se preparó un homenaje sin par a Armando Palacio Valdés, escritor provecto que por aquellos entonces superaba cualquier edad venerable.

La zarzuela "El imposible mayor, en amor le vence Amor", de Francisco Bances Candamo, fue la elegida en 1992 para que viera los primeros brillos de un edificio impoluto, casi de estreno. La función se volvió a representar no hace demasiado, pero en Madrid, y sin mucho interés. Las zarzuelas postbarrocas del primero de los escritores avilesinos -el que más lejos llegó, al menos- no han sido de arrastrar pasiones. Pese a ello, se encendió una mecha. Las Jornadas de agosto habían nacido para que Avilés no estuviera fuera des los círculos culturales nacionales -en los primeros años de la Transición-. Las obras y las Jornadas de agosto, de nuevo, se cruzan en el camino del coliseo avilesino.