Casi la mitad de la bolsa de la basura contiene materiales orgánicos que acaban en el contenedor, desaprovechados. Muchos profesionales, expertos y políticos abogan por gestionar mucho mejor esos recursos orgánicos para convertirlos en compost y en algunos puntos de España ya están poniendo en marcha experiencias muy satisfactorias. Ayer, alguno de esos expertos estuvo en Avilés, participando en el encuentro "Economía circular y gestión de residuos", organizado por Equo Asturias y Ganemos Avilés en la Casa de Cultura, y recalcaron la importancia de "cambiar el chip" de los vecinos para poder mejorar los ratios de reciclaje.

Un caso llamativo es el de la diputación de Pontevedra, donde, debido a lo atomizada que está la población, se ha ideado y puesto en marcha un plan de compostaje tanto en zonas rurales como comunitario (mínimo de 60 habitantes en un radio de 150 metros) y la construcción de plantas de compostaje de pequeño tamaño. Carlos Pérez y María Martínez forman el equipo técnico de residuos de la diputación de Pontevedra y son los responsables de ese plan, que ya cuenta con 54 centros comunitarios de compostaje ubicados en 21 de los 61 ayuntamientos que conforman esa provincia gallega. Dan solución a 15.000 personas.

"Lo primero que se hizo fue contactar con los vecinos para que se apuntaran al compostaje, ya que por el momento es voluntario hasta que no salgan las ordenanzas. Les damos formación práctica, pero también estamos formando un cuerpo de maestros de compostaje que son los que controlan los centros de compostaje comunitario. El año pasado fueron 20 personas y éste, otras 20. Estamos generando empleo verde", recalca Martínez.

No solo trabajan con los vecinos, sino que se hacen campañas en centros de Primaria y Secundaria para que los más pequeños y sus profesores se conciencien. En algunos de esos centros escolares y en la Universidad de Pontevedra también existen centros de compostaje donde desechan los residuos de los comedores.

En la pequeña población de Legazpi (Guipúzcoa) se ha conseguido una separación selectiva del 77 por ciento de los residuos, aunque no sin polémica. La "guerra de las basuras" dividió varias poblaciones vascas cuando Bildu decidió, el mandato pasado, aplicar un sistema "puerta a puerta" para realizar esa recogida selectiva, incluidos los residuos orgánicos, y quitar así los contenedores en las calles. Pero fueron muchas las voces que rechazaron esta medida y lucharon por el quinto contenedor -amarillo, azul, verde, negro y marrón- y tras las elecciones municipales de 2015, ganó el PNV y una consulta popular decidió que Legazpi tuviera el sistema del quinto contenedor. "Está funcionando, pero peor que con el puerta a puerta. Entonces, se consiguió que el 83 por ciento de los residuos se separaran de forma selectiva, ahora estamos en el 77 por ciento. Nosotros estamos reclamando al Gobierno que ponga en marcha campañas de concienciación para recuperar esos niveles", explicó ayer Alberto Bezunartea, concejal de Irabazi Ganar Legazpi, en la oposición.

También en Madrid hay experiencias para sumar a los vecinos a la rutina del compostaje doméstico y así aprovechar mejor los recursos. Alfredo Morilla, representante de "Madrid Agroecológico" afirma que no se están cumpliendo las directrices europeas respecto al reciclaje y por eso insta a los gobiernos a "ponerse las pilas" y concienciar a la población. "La gestión de residuos orgánicos es la pieza clave para promover una transformación social, económica y política porque está ligada a la seguridad alimentaria, la transición de crecimiento, la soberanía alimentaria...", comentó.