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Recuperar la cohesión nacional

El quebrantamiento flagrante del principio de unidad que consagra la Constitución

Recuperar la cohesión nacional

En una viñeta de Idígoras y Pachi publicada hace algunos años, aparecen dos hombres prehistóricos pegándose mamporros. "La pradera es mía y los mamuts también", grita uno. "El arroyo me pertenece y no toques mis bisontes", responde otro con el rostro alterado. "¿Que hacen esos?", pregunta un tercero: "Nada, que se acaban de inventar España". La caricatura es amarga y encaja dentro de una concepción que nos atribuyen, e incluso asimilamos, de pueblo pendenciero e insolidario, más aficionado a la contienda que a la mutua cooperación.

Ya Plinio el Viejo, que fue procurador romano en la Hispania del siglo I, se lamentaba de la violencia de las tribus ibéricas que guerreaban entre sí y machacaban a la gente. Una larga historia confirma esa maligna inclinación a patear al vecino, al de otra tribu, sea por diferencia ideológica o territorial.

Los demonios familiares vuelven de manera periódica a renacer. A veces con virulencia maldita capaz de originar todos los enfrentamientos del siglo XIX, hasta la guerra civil y el terrorismo de ETA. Ahora mismo desde muchos foros, se minusvaloran los cuarenta años democráticos de nuestra historia reciente y se introducen ingredientes para resucitar divorcios y la confrontación tribal.

A estas alturas hay un empeño, desde tribunas secesionistas y populistas, que ya pone en entredicho el mismo concepto de España, optando por algo residual que favorezca sus pretensiones. Destruir al sujeto relegándolo al baúl de los recuerdos de la Historia y que ya no cuente el concepto de unidad. Después de tantos años de conflictos y de ilusiones de generaciones, lo que se cuestiona es la misma continuidad de España. En las intervenciones en el Congreso de Diputados, el portavoz de ERC, el neandertaliano Tardá explicó qué a España le quedaban tres telediarios y en la misma intención se ha alineado el exsecretario general del PSOE con sus dudas sobre la nación española. Es preocupante que en sectores intelectuales esté calando la falsa historia de los soberanistas, en lugar de defender a España como nación común y expresión de una comunidad de ciudadanos libres. De una gran nación que construyó fatigosamente su integridad.

Un solo Estado, España o el Estado español, (artículo 2 de la Constitución Española), una sola soberanía que reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado (artículo 1.2), una sola nacionalidad, la española, que "se adquiere, se conserva y se pierde de acuerdo con lo establecido por la ley"(artículo 11), un mismo estatus jurídico para todos los españoles (artículo 14) que permanece idéntico "en cualquier parte del territorio del Estado" y que no puede ser restringido ni directa ni indirectamente por ninguna autoridad(artículo 39). Junto al principio de unidad, pero después de él, aparecen los principios de autonomía y solidaridad. En todo el texto de la Constitución hay una continua reiteración del concepto de unidad.

Al Gobierno, al conjunto de las instituciones, le corresponde abortar sin complejos todas las maniobras secesionistas, incluidas las preparatorias para un referéndum ilegal.

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