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Suspenso en accesibilidad

El Ayuntamiento de Avilés incumple la norma al carecer de sistema de acceso para las sillas de ruedas motorizadas

Luis Morgade, ayer, delante del Ayuntamiento de Avilés. RICARDO SOLÍS

Maestro hasta que se jubiló por obligación hace diez años, Luis Morgade podría calificar al Ayuntamiento de Avilés con un suspenso como una casa en materia de accesibilidad. Y es que el edificio consistorial incumple la norma al carece un sistema de acceso que garantice el paso de todas las personas, incluidos los usuarios de sillas de ruedas motorizadas. "Es inadmisible", aseguró Morgade, tras comprobar cómo las leyes de supresión de barreras arquitectónicas se topan con la terca realidad. En su caso, no pudo acudir a la inauguración de la exposición de filatelia que se celebró la semana pasada. "Pero, ¿y si hubiera tenido que realizar un trámite?", se pregunta.

El sistema de acceso del que dispone el Ayuntamiento consiste de un ascensor en el edificio anejo (el del Servicio de Atención Ciudadana) que sube hasta el primer piso, y desde ahí existe una plataforma que desemboca en el piso principal, el de Alcaldía, pero que sólo es apta para sillas de ruedas manuales. Las motorizadas, al ser de mayor tamaño y peso, no pueden utilizarlo. Y lo de subir al tercer piso, donde está el servicio de comunicación municipal, ya ni mencionarlo: no existe ningún sistema de acceso. En varias ocasiones se planteó la necesidad, pero las dificultades técnicas pesaron más que la lógica de la accesibilidad para todos los ciudadanos.

Los edificios públicos y privados abiertos al público tienen, por ley, la obligación de realizar las obras necesarias para garantizar la eliminación de barreras arquitectónicas. El límite máximo se establece es el 4 de diciembre de 2017. "Las personas con discapacidad tienen derecho a vivir de forma independiente y a participar plenamente en todos los aspectos de la vida. Para ello, los poderes públicos adoptarán las medidas pertinentes para asegurar la accesibilidad universal", recoge la carta de derechos de las personas con discapacidad.

La carencia del Ayuntamiento es, para Morgade, muestra de que hay ciudadanos de primera y de segunda. Una sensación que también tuvo el día en el que un conductor de autobús le espetó que no debería de viajar solo porque él no se iba a mover de su asiento para darle el billete. "La mayor parte de las veces me encuentro con gente maravillosa en el autobús", asegura sin embargo Morgade. Pero no poder subir a la inauguración filatélica le ocasionó un buen disgusto. "¿Quieren obligarnos a los discapacitados que todavía podemos valernos por nosotros mismos a que alguien tenga que acompañarnos?". Lo que él reclama es un mayor celo en garantizar la accesibilidad aunque, admite, "el avance ha sido grande".

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