El director de cine Fran Vaquero (Avilés, 1953) es una verdadera institución en la ciudad. Hace cuatro décadas (más o menos) se inició en el mundo del arte en compañía de Mario Menéndez. Los dos juntos se responsabilizaron, por ejemplo, de "El vivo retrato", una de las primeras producciones de cine enteramente asturiana. Vaquero es autor de videoclips, cortos y largos de ficción; y últimamente, de documentales. Presentó anoche, dentro de la programación del Festival de Cortometrajes de Avilés, "Orboniana", un recuerdo para el músico avilesino Julián Orbón, el arreglista de "Guantanamera". Los músicos cubanos Chucho Valdés, Pablo Milanés o Paquito D'Rivera recuerdan en el filme al compositor que da nombre al conservatorio local. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA delante de un café solo, en la terraza de un bar cercano a la Casa de Cultura, el escenario en que ayer echó a andar Avilés Acción.
- ¿Qué tiene Julián Orbón de argumento de película?
-Se me ocurrió hacer este documental después de presentar la de Marcelo Campanal, el futbolista, mi tío. Me gustó ese formato. Es un modo de hacer un archivo visual de la memoria de Avilés. Tenía una amistad reciente con Armando Orbón, que es su sobrino. Un día quedamos y le dije que podíamos hacer algo parecido a lo de Campanal, pero con Orbón. Me había contado Armando que hace años el escritor Guillermo Cabrera Infante le había dicho que era necesaria una película sobre su tío, sobre Orbón. Ahí salió la cosa.
- Antes de preparar la película, ¿qué sabía de Orbón?
-Más bien poco. Tenía su música en casa, lo que grabó la OSPA. Haciendo la película lo he descubierto. Me pasó con mi tío. Lo conozco desde rapacín y no sabía muchas de las cosas que dicen de él los que le conocen.
- No es solamente el que arregló "Guantanamera", ¿no?
-No, claro. Julián Orbón está considerado como un compositor de música sinfónica muy importante. "Guantanamera" sólo es su parte popular. Tuvo muchos problemas para reconocer su autoría. En vida no disfrutó de los "royalties" que generó la canción. El tema musical es una guajira, que es como un vals o una jota. La popularizó Joseíto Fernández, que solía cantarla en la radio con rimas o noticias que pasaban en la ciudad. Lo que hizo Julián Orbón fue coger versos de José Martí y adaptarlos al ritmo.
- Filmaron en Avilés, en La Habana, en Miami, en México...
-Armando Orbón y yo lo que pensamos fue en seguir sus pasos: empezar en Avilés y terminar en Miami, donde murió. La película empieza y termina en Avilés, donde están parte de sus cenizas. Fuimos a La Habana y a Miami. A Nueva York íbamos a haber ido para ver a su hijo Julián, pero se fue a Miami. Lo de México, la entrevista de Julio Estrada, la hizo el hijo de Armando Orbón, que vive allí. Las imágenes de Nueva York nos la cedió una productora amiga. Lo demás es todo nuestro.
- ¿Se recuerda bien a Orbón en Avilés?
-El Conservatorio lleva su nombre, pero si hacemos una encuesta aquí pocos nos podrán decir quién es y, además, hay mucho lío con lo de la plaza de los Hermanos Orbón, que eran su padre y su tío. Las películas que estoy haciendo ahora no tienen momento concreto: es memoria histórica de la ciudad.
- No es la primera vez que se mete en la historia de la ciudad.
-No es un asunto que especialmente me haya marcado. Bueno, soy de aquí y aquí vivo aquí y me gusta. Hace años Mario Menéndez y yo sacamos a pasear a Pedro Menéndez por la ciudad. Bromeaba él: decía que nos pudimos haber ahorrado el color, que Avilés entonces era una ciudad en blanco y negro.
- ¿Y qué será lo siguiente?
-Se llama "Un blues para Cifu". La voy a grabar en Madrid y será un homenaje para Juan Carlos Cifuentes. Hablará Natalia Dicenta será un documental de asunto musical. Los documentales son más fáciles de financiar para mí, que soy demasiado independiente.
