Las nuevas tecnologías acuden en ayuda de la comercialización pesquera y la rula de Avilés quiere ser pionera en la materia, del mismo modo que lo es en otros aspectos de la gestión de la pesca una vez desembarcada en el muelle. El avance presentado ayer consiste en un sistema capaz de medir en apenas segundos la frescura de una o más piezas de merluza -si bien la tecnología podría valer para ser aplicada a cualquier especie- con ayuda de un haz de luz infrarroja que se proyecta sobre el lomo de los peces; la información recogida con ese "disparo" es tratada informáticamente en una terminal informática que emite ipso facto su veredicto: el pescado evaluado es de categoría extra, A o B.

La categorización de la pesca es fundamental para la posterior puesta en venta del mismo, pues los compradores pujan por el pescado en función, entre otras variables, de su frescura. Desde tiempos inmemoriales y hasta la fecha, la asignación de categorías a cada lote de pescado la realiza personal experto de la rula que se vale de su ojo clínico y de su experiencia para determinar lo que es "extra", "primera" o "segunda" categoría. Con el sistema de análisis por luz infrarroja presentado ayer esos "ojeadores" tendrán un valioso aliado a su servicio; no es tanto que vaya a dejar de usarse la técnica del "ojímetro" -es decir, la evaluación del pescado a través de su análisis sensorial- sino que el personal de la lonja tendrá una ayuda extra que orientará de forma objetiva sus decisiones, además de agilizar las mismas y evitar tareas pesadas y rutinarias como el examen de cientos de cajas de pescado. "El factor humano seguirá siendo importante para clasificar el pescado, pues este dispositivo no capta, por ejemplo, la existencia de una aleta rota u otra tara de los peces que van a ser puestos a la venta, pero no cabe duda de que automatizar la evaluación de frescura puede quitar mucho trabajo y dar garantías de objetividad, evitando así posteriores reclamaciones de los compradores del género", señaló Idoya Olabarrieta, una de las investigadoras que trabajaron en el desarrollo del sistema presentado ayer en la rula avilesina.

El novedoso dispositivo, que ahora entra en la fase de desarrollo industrial, es fruto de un proyecto que implicó a la Federación Nacional de Asociaciones Provinciales de Empresarios Detallistas de Pescados y Productos Congelados (Fedepesca), a la rula de Avilés y al centro vasco de desarrollo e investigación pesquera AZTI. El proyecto persigue lograr una mayor objetividad a la hora de hacer la clasificación de la merluza en la primera venta y ha sido cofinanciado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca.

El dispositivo automatiza la lectura de los parámetros sensoriales de frescura de la merluza de pincho y los correlaciona con una base de datos de modo que, como resultado, realiza una clasificación objetiva de cada pescado. Para esto, se usa un sensor de luz que al incidir en el cuerpo del pescado, y sin necesidad de manipularlo, refleja otra luz que se envía a un programa capaz de interpretar su frescura y otorgar la categoría que le corresponda en función de su estado. Los investigadores trabajan en la idea de adaptar el dispositivo a un equipo portable (tipo pistola lectora de código de barras) que pueda ser manejado por el operario en la cancha de una forma ágil y práctica. Con esta tecnología, según apuntó el gerente de la rula de Avilés, Ramón Álvarez, "se pone fin a la subjetividad en la detección del estado de la merluza a través de los sentidos".