"Se les habla a los chavales de derecho y no de deberes. Nos da miedo tocar el tema del principio de autoridad y siempre digo que todos somos iguales ante la ley, pero unos más que otros. Yo soy más igual que mi hijo porque soy su padre, soy el responsable de mi hijo y por tanto tengo que tener autoridad", comentó el juez de menores Emilio Calatayud, que ayer visitó Avilés para ofrecer una charla en el colegio San Fernando, organizada por la Asociación de madres y padres de alumnos.

El jurista andaluz, de verbo ágil y cercano en el trato, habló sin tapujos a las familias de, entre otros temas, los problemas que se producen entre padres e hijos. "Está subiendo el maltrato de hijos a padres por la pérdida del derecho a corregir razonable y moderadamente a nuestros hijos", dijo, para añadir que también aumentan los conflictos con niños adoptados. " Se están devolviendo chavales de adopciones internacionales a los servicios sociales aunque no se diga".

Calatayud, popular por sus singulares sentencias -condena a los menores a estudiar, realizar trabajos a la comunidad, visitar centros de parapléjicos o dar clases - hizo referencia a cómo ha cambiado el papel del progenitor. "Hemos pasado del padre autoritario al colega. Yo no soy amigo de mis hijos, soy su padre y punto, para lo bueno y lo malo. Si me convierto en amigo de mis hijos estoy dejándolos huérfanos", indicó para enlazar con el papel que actualmente desempeña la escuela y defender la existencia de la tarima en las aulas. "Soy partidario de ellas porque las formas son importantes. La tarima sirve para demostrar al alumno que para estar a este lado -el del maestro- hacen falta muchos años", resaltó al tiempo que volvió a incidir en el principio de autoridad también el los centros educativos. "Es necesario el reconocimiento de la autoridad del maestro. Éste tiene que llegar de los alumnos, que a su vez debe partir de los padres, los primeros que no admiten la autoridad", señaló.

Los políticos también centraron el discurso de Calatayud. De los últimos cuatro presidentes criticó cuatro decisiones adoptadas, que calificó de errores. "Felipe González la cagó cuando quitó los manicomios", dijo, "Aznar eliminó la mili y cuatro o cinco meses de campamento vendrían muy bien a los chicos y chicas", apuntó. "Zapatero suprimió el derecho de corregir razonable y moderadamente a nuestros hijos, y Rajoy no lo devolvió. Cuando accedió a la presidencia, todos los jueces de España nos juntamos en Valladolid y la primera conclusión a la que llegamos era que había que devolver el derecho de corregir razonable y moderadamente a nuestros hijos, pero no se ha hecho nada.", recalcó.

Sus singulares sentencias también afloraron en las palabras del juez de menores. "A un chaval que ha dejado la escuela y no sabe juntar las letras, ¿a qué le vas a condenar?. Pues a hacer la Secundaria Obligatoria. Hay muchas formas de reparar los delitos, no necesariamente hay que encerrar. Estas sentencias son muy agradecidas, con el tiempo ves los resultados y lo agradecen los chavales porque has puesto limites. Es una justicia muy agradecida", comentó Calatayud para romper una lanza en favor de estos jóvenes. "Tengo chavales que han interpretado mal la justicia pero no son delincuentes, han cometido delitos graves y ahora son unos padres excepcionales".

Emilio Calatayud, que confesó no ser partidario de rebajar la edad penal, también centró la atención en las nuevas tecnologías. "Nos están planteando varios problemas. El teléfono, la tableta o el ordenador es una droga, un instrumento muy peligroso para cometer hechos delictivos (amenazas, chantajes, bullying, acoso..) por parte de los chavales y también para ser víctima de delitos. Y ni los chavales ni los padres son conscientes de ello", recalcó. Por ello, considera que "un menor tiene que tener un móvil cuando sea capaz de pagárselo y, si no, como mínimo, a los 14 años".