Dulce Victoria Pérez Rumoroso (Avilés, 1985) presenta esta tarde en el palacio de Ferrera (19.00 horas) su nueva publicación: "La mansión de los cuentos", la recopilación de los relatos infantiles que publica cada miércoles desde hace algo más de un año en las páginas avilesinas de LA NUEVA ESPAÑA.
-¿Cuándo abrió "La mansión de los cuentos"?
-Llevaba escribiendo cuentos desde hacía tiempo y pensé que sería bueno que se publicaran en prensa. Llamé entonces a LA NUEVA ESPAÑA y me dieron la oportunidad.
-¿Es un nuevo Ratonchi?
-No, aunque aparece infiltrado. Los cuentos del nuevo libro son los que se publicaron durante este año pasado en el periódico. Me dieron una oportunidad bárbara: mejor que tenerlos en una carpeta en el ordenador es que te lean.
-¿Cuándo se dio cuenta de que había calado entre los lectores?
-Muy pronto: al poco de haber salido el primer relato, fui al colegio Castillo de Gauzón y vi que tenían los cuentos expuestos en el tablón.
-¿Previó el éxito alcanzado?
-No. A ver, sí sabía que iban a gustar... son pequeños relatos con moraleja. Una vez cogí un taxi y el conductor me dijo que esperase un segundo, que estaba leyendo el cuento que salía en LA NUEVA ESPAÑA. Le pregunté si conocía a la escritora, dijo que no y, entonces, me presenté.
-Los cuentos de Ratonchi son aventuras individuales. ¿Qué hay en este cuarto libro suyo?
-Ya digo, tenía un montón de cuentos pero faltaba un nexo común. Lo encontré cuando di con la bruja Peladilla: ella cuenta los cuentos que luego transcribo yo y, al final, se publica.
-Pero lo Ratonchi...
-Fue apoteósico. Comencé con los cuentos de "La mansión" en marzo de 2016. En abril fue cuando Ratonchi comenzó su primera aventura.
-¿Y cómo nació?
-Estaba cansada de ver películas de dibujos que se desarrollan en París, en Nueva York... Había más escenarios para contar este tipo de cuentos, como Avilés. Una madrugada fue cuando se me presentó Ratonchi; y hasta ahora.
-Un éxito entre los niños. ¿También con los suyos?
-Tengo dos: el mayor tiene dos años y medio y el otro, un año y cinco meses. No paran y una de las primeras palabras que aprendieron fue "Ratonchi".
-¿Y cuándo escribe?
-Escribo de madrugada, cuando llega la calma a casa.
-¿Y qué se avecina?
-Para noviembre, una aventura de la bruja Picotera.
-¿A quiénes gustan más sus cuentos?
-A padres e hijos. Los adultos aplauden que el cuento se desarrolle en Avilés. Por eso lo regalan. Escribo para todas las edades.
