Los concejales avilesinos son meticulosos a la hora de ponerse a debatir. Lo hicieron ayer largo y tendido cuando hubo que discutir qué se va a hacer con la marquesina del Pozón y, también, a la hora de pedir al Gobierno de España que eleve la partida destinada a luchar contra la violencia contra las mujeres (el PP la rechazó porque defiende que existe una política de compromiso patente con las mujeres, cosa que rechazan IU, Somos y PSOE).

La primera moción la defendió el concejal popular Francisco Zarracina y se apearon de ella Llarina González (IU) y Agustín Sánchez (Ganemos), pese a que los tres la habían registrado esta semana para discutirla en el Pleno que se celebró ayer durante algo más de seis horas. Al concejal de Urbanismo, Luis Ramón Fernández Huerga, le tocó desvelar que la comisión de Patrimonio del Principado es "favorable a que se proceda a la reposición de la marquesina en nuevo emplazamiento, próximo al original, y que garantice que se mantiene el uso para el que fue concebido". O sea, que si se mueve la visera, que se mueva, que los expertos regionales no van a poner pega alguna.

IU y Ganemos dejaron solo al PP en su defensa de la marquesina y eso le disgustó a Zarracina: "Pensé que íbamos a salir diciendo ¡salvemos la marquesina!". Llarina González, que se estrenó como portavoz de IU, explicó que se abstenían porque "el colectivo social que defendía su mantenimiento aceptó la posibilidad de que se estudie qué hacer con ella". El mismo argumento lo utilizó el portavoz de Ganemos. Zarracina usó otro: dijo que la pieza arquitectónica es "simpática". El gobierno municipal -que hasta hace nada se había mantenido en su postura de derribar la polémica visera- logró parar la ola explicando: "Nuestro interés no es derribar la marquesina, si somos capaces de trasladarla, lo haremos", prometió Huerga. Otra cosa es lo que determinen los técnicos a partir de ahora.

"¡Tremendo lío! ¿verdad Huerga?", exclamó David Salcines (Somos) cuando fijó la posición de su grupo sobre el asunto de la marquesina: rechazan que se catalogue porque "este proceso podría alargarse durante 16 meses", un tiempo en que las obras estarán paradas en Santa Apolonia. Explicó, además, que no es preciso que el Ayuntamiento haga efectiva esta petición porque lo puede hacer el grupo social que defiende su supervivencia (nunca lo ha hecho). "Venimos hablando de todo esto desde 2015, se aprobó por unanimidad el plan de Santa Apolonia el año pasado y nadie miró para la marquesina", se lamentó Carmen Soberón, de Ciudadanos. Esta portavoz, Salcines y Fernández Huerga reprocharon al PP que presente una moción "extemporánea". El PP reprochó a IU que "no cumpla lo pactado".

En la misma sesión, el concejal de Urbanismo hizo suya la petición del PP de hacer un plan especial para el cementerio de La Carriona. "Lo vamos a estudiar", prometió.

El debate del estudio de detalle para la ampliación del complejo hotelero del palacio de Ferrera motivó ayer un duro cruce de acusaciones con connotaciones políticas entre el grupo municipal de Somos y el PP, el primero contrario a aprobar el proyecto y los populares favorables al mismo. La polémica derivó al punto de que el partido morado condenó la práctica en Avilés de "un urbanismo de corte neoliberal a la carta" y "guiado por criterios subjetivos: prosperan dependiendo de quién sea el promotor ". Desde las filas del PP replicaron que, gusten o no, las políticas "constructivas" del PP -dando por sentado que el apoyo de la ampliación del hotel Ferrera es una de ellas- están creando medio millón de empleos al año en España

David Salcines, portavoz de Somos, y Llarina González, de IU, fijaron postura sobre la pretendida ampliación del Ferrera admitiendo que, si bien todos los informes son favorables a la misma, existe un antecedente que aconseja "poner en cuarentena" el proyecto: la existencia de un cenador sin legalizar que la propiedad del hotel utiliza con fines mercantilistas. El portavoz del PP, Constantino Álvarez, advirtió a los ediles críticos con la ampliación del Ferrera de la posible prevaricación en que incurrirían si votasen que no a una propuesta urbanística a sabiendas de que goza del beneplácito técnico y jurídico. Salcines preguntó al edil popular que, ya que hablaba de prevaricación, cómo llama él al hecho de mirar para otro lado en un caso de flagrante ilegalidad urbanística (por el cenador). Finalmente, la ampliación del Ferrera salió aprobada con los votos del PSOE, el PP y Ciudadanos; el edil de Ganemos se abstuvo.