La falta de espacio es un problema para muchos cementerios españoles y el de La Carriona no es una excepción. Para paliar esta situación, el Ayuntamiento de Avilés acaba de adquirir 200 osarios. La previsión es que se coloquen en el camposanto a partir de la próxima semana, según explica el concejal de Servicios Urbanos, Miguel Ángel García Balbuena. El presupuesto para la compra de esos columbarios es de 50.000 euros.
Los osarios se instalarán en las paredes libres que hay anexas a los que ya están disponibles en el camposanto avilesino y que se utilizan para que las familias depositen las urnas con cenizas o restos óseos de enterramientos antiguos que se extraen de las tumbas para habilitar nuevos espacios en los panteones. En el cementerio de La Carriona, que data de 1890, se estima que están enterradas más personas que la población de Avilés: unas 85.000. En este dato, no están incluidos los restos que habitualmente van a parar a los columbarios.
El camposanto local es obra del arquitecto Ricardo Marcos Bausá y, con el paso de los años, se ha convertido además de en un lugar de reposo, en un museo al aire libre. Y es que las familias avilesinas más pudientes de finales del siglo XIX eligieron la avenida principal del cementerio para construir mausoleos y panteones de gran interés por su relevancia escultórica.
En el último Pleno, el gobierno local del PSOE se comprometió a estudiar una propuesta del PP para dotar de un plan urbanístico especial el cementerio que delimite la zona histórica de la común. La idea es que, en la parte más artística, se incorpore una normativa específica de uso, conservación y mantenimiento.
