El café Colón, el Casino de Villalegre, los cines Marta y María, la capilla de Jesusín de Galiana, el palacio de la marquesa de Ferrera, los pasteles de la confitería Polledo o Casa Lin son algunos de los lugares, unos desaparecidos otros aún existentes, presentes en "La señora Adela. El misterio del desván", último libro de María Ángeles Ovies Iglesias, que ayer presentó en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés.

Rodeada de familiares y amigos, la escritora, natural de Avilés y afincada en Francia, habló en el palacio de Valdecarzana de los personajes y de los entornos en los que se desarrolla la novela. Así, explicó que en las páginas coexisten dos narrativas: el costumbrismo de la ciudad de hace 65 años, cuando se establece la gran industria, con el estilo fantástico. "Avilés respira en el libro, que se desarrolla donde nací y crecí, una ciudad mítica", comentó la autora, licenciada en Lengua por la Universidad de Lyon y profesora recientemente jubilada.

Durante su intervención, que intercaló con la lectura de algunos párrafos del libro, centró la atención en las figuras de Iris, Florencio Luigi y la señora Adela, personajes protagonistas que, al igual que los secundarios que pueblan las páginas, llevan nombres de flores o del reino vegetal, comentó.

María Ángeles Ovies concluyó la presentación señalando que en este último trabajo que contiene recuerdos de su infancia -"aunque no es un libro autobiográfico", resaltó-, ha querido "simbolizar la reconciliación de las dos Españas" a través de las figuras de Iris y Florencio Luigi, dos enamorados que tienen como obstáculo para sellar su amor la identidad política opuesta de sus respectivas familias.