Los ataques de los lobos en La Peral y en los montes de Rozaflor han sembrado una alarma que el alcalde de Illas, Alberto Tirador, considera "grave". "Los pocos paisanos que siguen dedicando su vida al campo están desesperados. Si los ganaderos se van por los ataques, habrá un problema de verdad", apuntó ayer el Regidor. Y es que las víctimas de los lobos viven en la cuerda floja. "Es imprescindible celeridad tanto en la valoración de los ataques como en la entrega de las compensaciones. Los ganaderos no pueden ser siempre las víctimas. Necesitan una protección adecuada", subrayó Tirador.

Los primeros ataques de los lobos se produjeron en La Peral y fueron fotografiados por una cámara nocturna. "El medio rural asturiano está como está, evidentemente, por la intervención de los hombres. Si continúan los ataques corre peligro una actividad primaria", destacó el Alcalde. "Si los montes están llenos de corzos o jabalíes es porque apenas hay ganaderos", añadió. "Los problemas parece que existen si se ven en el núcleo urbano y no es así. Los estropicios mayores se producen en el campo", admitió. Prueba de ello, son las ovejas muertas de La Peral y los siete cabritos de Rozaflor.

Los ganaderos consultados creen que los lobos que transitan por Illas son, al menos, un par y que también actuaron en Candamo y Las Regueras.