"Llevamos cuatro años y medio sufriendo las terribles secuelas de la intoxicación sin que la mutua nos haya proporcionado la atención médica que necesitamos", gritaron ayer en Oviedo los trabajadores intoxicados por mercurio en las instalaciones de la empresa Asturiana de Zinc (Azsa). Un grupo de afectados se volvió a concentrar ayer delante de la sede central de su mutua para que "reconozca de una vez por todas" las secuelas que sufre el colectivo como consecuencia del accidente de finales de 2012.

Los trabajadores denunciaron que las autoridades médicas "tratan las afecciones como si fueran individuales", señaló Dori Martínez Acebedo, la portavoz de la Asociación Asturiana de Intoxicados por Metales Pesados y Otros Agentes Químicos. "Las consecuencias son semejantes y todos tienen en común haber trabajado en la misma instalación donde se produjo la intoxicación", subrayó la representante del colectivo. El reconocimiento de las secuelas es el paso necesario para el reconocimiento de la enfermedad profesional. "Eso es lo que tienen ellos", aseguró Martínez Acebedo. "Exigimos a la mutua que actualice el protocolo y el dispositivo de seguimiento denuestro caso", continuaron los afectados, algo que reflejan en el folleto que repartieron ayer por la mañana en la ovetense calle de San Lázaro. Estos cambios van por la inclusión de un equipo de toxicólogos al grupo de afectados.

"Nos están tratando neuropsiquiatras, oftalmólogos. Lo hacen atendiendo los síntomas desde su único punto de vista. No pueden decir que lo que sufren viene de un envenenamiento. Y no lo pueden decir porque no son toxicólogos. Es la pescadilla que se muerde la boca", apuntó la portavoz del colectivo. Martínez Acebedo recordó que únicamente trece personas han logrado el retiro absoluto. "El resto está igual, pero deben volver a trabajar porque tienen familias a su cargo. Otra cosa es que puedan. Muchos fueron despedidos por baja productividad y la tuvieron sólo porque no están capacitados para ir al trabajo", concluyó la portavoz.