De nuestro corresponsal, Falcatrúas.
"El Vaticano, primero", incorporando una coma, equivale a "El Vaticano, lo primero"; si la omitimos, "El Vaticano Primero" puede aludir a un famoso concilio de la Iglesia Católica, pero también al rótulo del nuevo furgón blanco y amarillo que utiliza el cura para atender pueblos como Bildeo.
El furgonetismo religioso en Bildeo tiene que ver con un cambio de tendencia en el modo de mantener encandilado al personal: la Iglesia siempre administró el fervor popular gracias a las apariciones de figuras más o menos divinas, en lugares y momentos muy convenientes para sus intereses, Covadonga, Fátima, Lourdes... Decimos "figuras más o menos divinas" porque en ocasiones los propios curas se disfrazaban y escenificaban algunas apariciones de Santas Compañas y Güestias que traían una cosecha de encargos de misas por los difuntos, especialmente si habían dejado deudas pecaminosas sin saldar.
Pero ahora estamos en un periodo de desapariciones, una especie de glaciación, desaparece la gente de los pueblos y estos, sin almas, se vuelven fantasmagóricos. Al párroco de Bildeo, D. Antonio, el Pingarato, debido a la escasez de curas, sus jefes le encargaron atender a otros veinte o treinta pueblos donde unos cuantos vecinos se resisten a ser fantasmas; tuvo una idea y compró un furgón con el que comercializa paquetes de servicios, como el célebre "bodas y arrejuntamientos", "funerales agrupados", "bendiciones de ganado" y cosas así. A los parroquianos les pareció una excentricidad del "sotanas", pero quién sabe, puede que el invento acabe convirtiéndose en un máster de 8.000 euros impartido en la Universidad de Cancienes.
Este furgón, anunciado en la página wés del arzobispado de Oviedo, está revolucionando la cosa religiosa. (Ojo, no es lo mismo wés que güés: lo primero es una ventana sideral para observar lo que pasa por el mundo a través del ordeñador; los güés a pares, tiraban del llaviego y lo que araban en un día era un día de güés.)
"Autocasorio", dice otro de los rótulos que proclaman los múltiples servicios religiosos que desempeña, olvidando que en Genestaza, Tineo, hubo un "cura casalostodos" que debió de hacer muchos favores a la gente porque le pusieron una placa en agradecimiento. Él se las arreglaba para casar parejas que otros curas no se atrevían. Manolo, un Bildeano que no había ido a la mili por algún despiste del censo y no tenía la licencia militar, fue a hablar con él para que lo casara, pero el cura en principio se negó, porque no había llevado a la novia; volvió a por Carmen, casolos y fueron felices toda la vida.
El furgón de Don Antonio es una verdadera capilla sobre ruedas que no sólo oferta bodas colectivas a precios muy competitivos sino que también se encarga de vestir a los novios y a los invitados que lo precisen con las indumentarias que elijan, siempre que no sean escandalosas, que no vaya nadie buscando ir de Indiana Jones o de la madrastra de Blancanieves. También gestiona créditos bancarios y adjudica pulseras de "todo incluido", para evitar gorrones.
Ampliando el negocio, la Iglesia también proporciona estos servicios en un autobús que antes perteneció a una orquesta y que se puede desplazar a merenderos y áreas recreativas, facilitando carpas para ceremonias con bailongo incorporé, sea música de discoteca o con actuación en directo, incluso tenemos conjuntos músico vocales que lo mismo pueden interpretar "Dominique, nique, nique", que "Blan -cayrradian-tevalano- via. La-sigueatrás-su novioaman-te". No me digan que han olvidado estas estrofas, que se cantan siguiendo los pasos entrecortados de la novia enganchetada con el padrino, en la inolvidable voz del chileno Antonio Prieto.
Sabíamos que la Iglesia andaba en llanta, corta de liquidez, y encima estas nuevas autoridades revolucionarias la quieren freír a impuestos por los edificios que "ocupan"; Roma tampoco está dispuesta a mantener las capillas e iglesias de los pueblos, salvo las que los propios vecinos sostengan a sus expensas y ahora la SGAE, para ayudar, quiere cobrar a la Iglesia por cantar el Kyrie eleyson y los villancicos, vaya morro que tienen, a ver si resulta que fue Teddy Bautista quien inventó el canto gregoriano.
El Vaticano Primero se abre por un lateral y aparece un altar con todos sus aditamentos, su parafernalia, todo colocadín, una maravilla. Y desde un canalón en el techo se despliega un toldo que avanza seis u ocho metros.
En lugar de campana, D. Antonio copió el sistema de convocatoria de un pescadero que llamaba a sus clientes desde un punto estratégico en cada pueblo, donde aparcaba la furgoneta. Tocaba la bocina y berraba por un megáfono: ¡Mujeres, todas a mí! Y ellas iban como tiros, ni un paisano se acercaba.
¿Qué tendrán los curas que las atrae tanto? ¿Y los pescaderos?
Seguiremos informando.
