El nuevo argayo del paseo marítimo de Luanco, en el entorno de la iglesia, centró ayer buena parte de las conversaciones de los vecinos y visitantes que pasearon por la zona. Mientras unos consideran que el desprendimiento próximo a las escaleras de acceso al pedrero no afectará a la estabilidad del paseo, otros creen que el constante azote del mar "va a terminar dañando la iglesia". Entre tanto, el alcalde, Jorge Suárez, indicó que, ya en junio, la Demarcación de Costas le desveló que el templo de Santa María no corría peligro. Y añadió que el organismo estatal tiene previsto un estudio de valoración de todo el perímetro de ese tramo del paseo marítimo: "Eso sí, es necesario estabilizar esa zona no solo por la iglesia sino también por el paseo. Costas, como responsable de ese entorno, destaca que no corre peligro y, por el momento, no tengo ninguna información en sentido contrario".

"Está todo seguro", señaló un hombre que se negó a dar su nombre mientras inspeccionaba el argayo. Forma parte del equipo que la Demarcación de Costas envió ayer a la zona para conocer el alcance de los daños. También los técnicos municipales visitaron el argayo.

Mientras los responsables estatales comprobaban el alcance de los daños por el desprendimiento de tierras, dos vecinas de Luanco, Ana Alonso y Mari Paz Campo, reclamaban una "urgente" actuación en la zona, ya que entienden que los argayos en esa parte del paseo "poco a poco, están poniendo en riesgo la iglesia". "Esa roca -señalando a las piedras desprendidas del paseo- estaba pegada y no creo yo que sea algo bueno que se cayera", indicó Campo. A su lado, Alonso relató que la mar ha causado varios socavones en la zona, uno de los últimos hace apenas un mes. Días después de que el cura de Luanco, Cipriano Díaz, alertara sobre la cavidad ubicada bajo el paseo, la Demarcación de Costas procedió a su reparación. Un mes y medio más tarde, el problema vuelve al pedrero a unos sesenta metros del lugar recientemente acondicionado.

De ahí que el cura luanquín insista ahora en la petición de una escollera que garantice la estabilidad del paseo marítimo y, por extensión, de la iglesia de Santa María. Es más, el lateral izquierdo del templo cuenta con humedades en la pared y además, varias columnas del cabildo presentan notables deficiencias apreciables a simple vista.

"En el geriátrico hablamos esta mañana del argayo, espero que no pase nada más, dicen que puede afectar a la iglesia", expresó Marcelino Gutiérrez, sentado en una silla de ruedas, como parte de una tertulia improvisada que se formó junto a las escaleras de acceso al pedrero de la playa del cura, donde se produjo el último desprendimiento de tierras que preocupa a los vecinos.