La empresa encargada de las obras de la nueva biblioteca de Piedras Blancas ha comenzado la limpieza de la parcela y está instalando la señalización en la misma para iniciar los trabajos la próxima semana. La empresa Copcisa S.A. , tercera adjudicataria del proyecto, tiene un plazo de seis meses para terminar el edificio. La Consejería de Educación y Cultura concedió el contrato el pasado mes de mayo por 966.397 euros, IVA incluido.

La biblioteca de Piedras Blancas se comenzó a construir en 2010 en la parcela, de propiedad municipal, que había ocupado la plaza de abastos en la calle Alfonso I de la capital castrillonense. El proyecto, cuyo coste inicial superaba los 1,4 millones de euros, estaba enmarcado en el convenio de colaboración que el Ejecutivo autonómico suscribió con el Ayuntamiento de Castrillón, dentro del Plan Asturias de fomento de empleo y mejora de las infraestructuras locales, conocido popularmente como "Plan A".

Las obras deberían haber concluido en 2011, pero a finales de ese año se paralizaron. Además, la primera empresa adjudicataria renunció a seguir con la ejecución del proyecto. A finales de 2014, el Gobierno regional concedió, por segunda vez, la construcción del edificio, con un plazo de seis meses improrrogables para concluir la obra del inmueble. Los trabajos se reanudaron en enero de 2015 pero, seis meses después, apenas habían avanzado y la Consejería de Educación, Cultura y Deporte rescindió el contrato.

Los vecinos próximos a la parcela en estos años se han quejado en varias ocasiones por la situación de la zona, que está llena de basura y de roedores, y por la falta de medidas de seguridad. El Principado ha tenido que reponer el cierre del solar en varias ocasiones en los últimos años. "Antes de seguir con las obras debería hacerse un estudio del estado de lo ya construido porque durante años nadie hizo un seguimiento del estado de la construcción", sostienen los vecinos.

El proyecto de la nueva biblioteca fue redactado por el arquitecto Roberto Alonso Martínez, que fue uno de los directores de obra, junto con Javier Blanco, del Niemeyer, de Avilés. Se proyectó un edificio funcional. Las distintas estancias estarán separadas entre sí para facilitar su uso. Así, se prevé que el inmueble acoja, además de la biblioteca, una sala de lectura, sala de estudios, sala de lectura de prensa, zona infantil, almacén para libros y una zona para fichar las novedades bibliográficas.