El campo de la rula de San Juan de la Arena se llenó ayer de parrillas y cocineros familiares para los más veteranos. El popular asador El Gurugú, que antes de su cierre hace 17 años era uno de los locales más exitosos y conocidos de la comarca, reabrió ayer por unas horas para volver a vender sus pinchos morunos y sardinas asadas con la receta tradicional del negocio, en una fiesta por todo lo alto que contó con castillo hinchable y orquesta y llenó la localidad.

Mery Alonso, antigua propietaria del establecimiento, aseguraba sentirse "un poco desbordada" por la "maravillosa acogida" del "remember" en el pueblo. "Habíamos hecho 2.000 vales, se agotaron y pusimos el doble a la venta otra vez. Ahora mismo temo que me quede gente sin comer", explicaba. Estos vales de comida daban a los vecinos preferencia a la hora de exigir menú. Los más despistados provocaron algún debate sin importancia al ver que su cola de pedido avanzaba más despacio.

Alonso aseguró que la razón de este reencuentro es su padre, ya fallecido. Conocido como Juanito, el hostelero convirtió "un pequeño bar de madera" en el restaurante "más visitado del pueblo" gracias a su particular receta sardinera. "Yo me vuelvo a meter en este jaleo por mi padre. Porque sé que si siguiese conmigo le haría muchísima ilusión ver todo esto", apuntaba.

Los cocineros que asistieron ayer a Alonso no tenían muy clara la cantidad de platos que iban a servir. "Yo creo que acabaremos sirvieron unos 5.000 pinchos y unos 500 kilos de sardinas", opinaba uno de ellos. Su compañero, que convencía a una familia para que comprase los últimos vales de su talonario, no estuvo tan seguro. "Los 5.000 los vendemos en media hora. ¿Pero tú viste lo que come esta gente?", bromeaba.

Alonso quiso agradecer la colaboración de todos los vecinos de La Arena, que se mostraron "encantados" de poder echar una mano en la fiesta de ayer "A veces, volver atrás en el tiempo es maravilloso".