Los fogones de Casa Carreño están apagados desde el pasado 13 de junio y nada hace pensar que vayan a volver a encenderse pronto. Primero, un letrero en la puerta comunicó que el popular y siempre muy concurrido restaurante del parque del Carbayedo cerraba un mes por vacaciones -como todos los años, eso no alarmó a nadie-, pero llegada la fecha en que debería haber reabierto, el letrero desapareció y las puertas siguieron cerradas. Han pasado quince días desde entonces y la clientela sigue intrigada y estupefacta. "Es todo muy extraño; nadie sabe nada a ciencia cierta, salvo que los dueños no habían dicho en ningún momento que fuesen a cerrar", comenta uno de los parroquianos habituales del establecimiento.

Casa Carreño abrió en el año 1948 por iniciativa de Manuel García y Marina Suárez, un matrimonio que decidió "bajar" de Valliniello, donde entonces vivía, para abrir una casa de comidas en un local cercano a Casa Tataguyo. Naturales de Perlora y Piedeloro, decidieron bautizar el local con el nombre de su concejo: Carreño. Primero los fundadores; luego su hija María de los Ángeles García, "Maruja"; y sucesivamente sus hijos y nietos mantuvieron viva la llama de un establecimiento que se mudó en 1960 a su actual emplazamiento y fue derruido y luego reconstruido en 1995. Lo que no cambió con los años fue el estilo de la casa, la verdadera clave de su éxito: recetas de siempre a precios populares.

La inesperada noticia del cierre del restaurante también cogió desprevenidos a los siete empleados. Según han contado varios a este diario, el gerente les comunicó el cese de negocio el primer día de las vacaciones. La sorpresa fue aún mayor cuando supieron que al tratarse de un cese de actividad no tienen derecho a percibir liquidación o indemnización alguna. El único consuelo que tienen es que pueden solicitar la prestación del paro.

La extrañeza por ver la puerta del popular restaurante cerrado en pleno verano, la falta de explicaciones por esa clausura y la "desaparición" de la ciudad de quienes gestionaron el establecimiento durante los últimos años ha generado numerosos rumores. Este diario telefoneó ayer varias veces a Javier Gutiérrez, nieto de los fundadores y gerente hasta junio de Casa Carreño, para conocer su versión de los hechos pero no contestó a las llamadas.