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El retraso de la subasta eléctrica desata las alarmas en la fábrica de Alcoa

La plantilla avilesina de la aluminera exige ya las mejoras prometidas por el presidente de la corporación en España en una reciente visita

Instalaciones eléctricas de la factoría avilesina de Alcoa. MIKI LÓPEZ

Los trabajadores de la multinacional Alcoa reclamaron ayer al Ministerio de Energía que "convoque ya las bases de una nueva subasta de interrumpibilidad". El Gobierno de España no prevé "novedades" sobre este asunto aún. "En cuanto sepamos algo concreto y avanzado, lo daremos a conocer", indicaron fuentes del Ejecutivo.

La subasta de interrumpibilidad es fundamental para el sistema productivo de las grandes industrias metalúrgicas y siderúrgicas de la comarca, es decir, para Asturiana de Zinc (Azsa), Arcelor-Mittal y, sobremanera, Alcoa. La interrumpibilidad es un producto que venden estos grandes consumidores de energía al ente regulador de la energía estatal. Consiste en la desconexión de la línea eléctrica con el fin de reconducir posibles caídas de tensión en consumidores comunes.

El dinero que reciben las grandes empresas da vida a sus fábricas. Alcoa considera la electricidad un asunto de la misma importancia -o más- que las materias primas. Una mala subasta podría dejar en el aire el futuro de las factorías (sucedió en la primera subasta, hasta tal punto que la compañía amenazó con bajar la persiana).

"Pensamos que la subasta de interrumpibilidad no es el mejor modo de garantizar la operatividad de la fábrica. Pero, por el momento, no hay otro. El año pasado, por estas fechas, había salido la convocatoria a las distintas plantas que quisieran ser certificadas. De momento, no hay ni eso. Es el primer paso y es fundamental: es lo que nos garantiza que el año que viene podamos seguir aquí", apuntaron ayer desde el comité de empresa de Alcoa en Avilés. La aluminera es la principal afectada: su consumo eléctrico supone algo menos del 40 por ciento de los gastos en su sistema productivo.

"Lo que venimos reclamando es que los que redacten las nuevas bases lo hagan teniendo en cuenta la planificación de una fábrica: no puede ir de año a año", destacaron los mismos representantes sindicales. "Como no nos queda más remedio que tragar con la subasta eléctrica y como aún no han salido las bases, que el Ministerio de Energía se acuerde de nosotros", concluyeron.

Alcoa presentó recientemente las cuentas del primer semestre del año. La importancia de estas cuentas es que son las primeras después de que se desgajasen de la firma los negocios de alto valor añadido (se fueron para Arconic, una sociedad envuelta en polémica por la lucha de sus propietarios). La empresa ha crecido a nivel mundial, pero no lo ha hecho al nivel que los responsables de la multinacional esperaban. La compañía en este tiempo ha cambiado su sede central. Estaba en Nueva York, pero ahora opera desde Pittsburgh.

Los trabajadores de la factoría de Avilés, en la localidad de San Balandrán, denunciaron a mediados del mes pasado "una crítica situación" en el sistema productivo causada, principalmente, por una política de ahorro "agresiva, lesiva y desleal". Reclamaron entonces que Rubén Bartolomé, el presidente de la filial española de Alcoa, explicase cuál va a ser el futuro de las instalaciones avilesinas. "Vino. Nos contó que iban a mejorar las cosas y algo han cambiado, pero faltan muchas cosas para estar bien", apostillaron desde el comité de empresa. Y destacaron que aún esperan la visita de Kai Rune Heggland, el responsable europeo de electrolisis.

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