El recinto del festival internacional Longboard de Salinas que se clausuró el domingo ya está limpio y en orden. Durante toda la jornada de ayer los operarios estuvieron desmontando las carpas y escenarios y limpiando la zona verde de la calle Pablo Laloux. Mientras, los últimos participantes abandonaron ayer por la mañana la acampada.

La edición de este año fue la primera que se desarrolló como fiesta de interés regional y las visitantes se contaron por miles, sobre todo el sábado, día en el que Salinas estuvo de bote en bote ya que ayudó el buen tiempo y los miles de bañistas que llenaron la playa.

Los responsables municipales destacaron que, pese a que hubo una afluencia multitudinaria no se registraron problemas importantes, más allá del caos circulatorio, sobre todo el sábado, que la Policía Local intentó subsanar. Los socorristas también tuvieron problemas, ya que la mar estuvo en muy malas condiciones y la bandera roja, que prohíbe el baño, ondeó casi todos los días en gran parte de la playa de Salinas.

"Hubo mucha gente, pero ausencia de altercados graves", señaló el portavoz del gobierno castrillonense, José Luis Garrido.

Los vecinos más próximos al recinto ferial se quejaron, sobre todo, de la falta de control de los "botellones" que llenaron de adolescentes el paseo marítimo el viernes y el sábado. Ayer, las brigadas de limpieza se emplearon a fondo pero los vecinos reclamaron más limpieza diaria.