Que cambien las reglas del juego de la subasta eléctrica es algo que vienen reclamando los sindicatos desde que empezó la partida anual en la que las grandes industrias se juegan su futuro, esto es, en 2014. "Llevamos desde entonces diciendo que esto tiene que cambiar, ya es hora de que se hayan dado cuenta", aseguró José Manuel Gómez de la Uz, el secretario general de la sección intercentros de Comisiones Obreras en Alcoa. De la Uz aplaudió las palabras de María Fernández Pérez, la vicepresidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que el lunes, en el chalé de La Granda, aseguró: "Desde el punto de vista de un órgano de competencia, y vista la polémica generada en Europa, probablemente haya que rediseñar las subastas de interrumpibilidad. No sé si mañana, evidentemente, pero tiene que ser dentro de todo el proceso de transición energética".

Las subastas de la interrumpibilidad nacieron en 2014 para dar salida al hecho de que los grandes consumidores de energía no pueden ser bonificados por las administraciones públicas porque esto es contrario al libre mercado. Así pues se decidió que el Estado comprara a los grandes consumidores la posibilidad de que estas empresas se desconectasen de la corriente por orden del regulador eléctrico. A esto se llama interrumpibilidad y esto, a decir de Jenaro Paramio, el secretario general de la federación de metal de UGT en Asturias, "no asegura el futuro de los trabajadores". Para Paramio es fundamental "un marco regulatorio a largo plazo de tal modo que garantice las posibles inversiones". El pinchazo de Alcoa en la primera subasta provocó un anuncio de cierre de sus factorías en Avilés y en La Coruña (cosa que no sucedió finalmente porque hubo una repesca).

"Aplaudo que se manifiesten favorablemente en cambiar la subasta eléctrica, pero que digan cómo. En vez de decirlo solamente, que se pongan a ello. Hay formas factibles", aseguró De la Uz, que mencionó la afectación fiscal. El consejero de Industria, Isaac Pola, fue por este camino también el lunes y en La Granda: "Desde el Principado siempre hemos incidido en revisar todos los tramos de coste: peajes, fiscalidad y servicios de ajuste complementarios del sistema eléctrico para así no fiarlo todo a ese último parámetro que es la retribución del servicio de interrumpibilidad".

"Lo que sucede es que la vicepresidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia no dice cuándo quiere que se rediseñe la subasta", se lamentó Paramio. La nueva subasta eléctrica está prevista para final de año (no hay fecha concreta). Se ha abierto el plazo para que los centros de producción que pretendan participar en la próxima puja. "La subasta eléctrica es maquiavélica: sólo beneficia a quien menos la necesita", recalcó De la Uz. En la fábrica en la que trabaja la precisan tanto como el comer: el 40 por ciento de sus gastos de producción son eléctricos.