"Productos muy recomendables", "dulces exquisitos", "mazapanes impresionantes"... Los comentarios siempre positivos acompañan desde tiempos inmemorables a la confitería Polledo, una pastelería con más de un siglo de antigüedad que ahora ha modernizado su imagen. Y no solo la que reluce tras el mostrador. A la plantilla se ha sumado Salomé Villanueva, una arquitecta de interiores de 27 años que forma parte de la quinta generación de los Polledo.

"Estoy aquí porque me gusta este trabajo", confiesa la joven avilesina, que ha contribuido también al rediseño del negocio, ubicado desde hace unos 110 años en la calle de Rivero. Primero, la confitería estuvo en un portal próximo ahora ocupado por una carnicería que en su día fue pasto de las llamas, según recuerda Salomé Soto, madre de Villanueva y también trabajadora. "Luego abrimos donde estamos ahora y ya nunca cerramos las puertas", dice Soto.

Deja claro, a su vez, que la pastelería tiene a día de hoy el futuro asegurado. "Ha habido muchos rumores y bulos en relación al cierre de Polledo, pero nada más lejos de la realidad: nunca nos planteamos cerrar", aclara Salomé Soto, mientras su hija puntualiza: "Lo que hemos hecho ha sido cambiar un poco los horarios con algunas tardes de descanso salvo en temporadas fuertes como la Navidad o Semana Santa".

Maestro confitero

En Polledo tienen obrador propio, pero el único confitero de la familia fue el fundador, Alfredo Suárez. "Él llegó a Avilés de Noreña. Si no me equivoco había trabajado en la confitería Galé, donde conoció a mi bisabuela", relata Salomé Soto, que se apura a decir: "Nadie heredó su oficio, pero trabajamos con maestros confiteros que llevan con nosotros una vida y son como de la familia".

Los abuelos de Soto siguieron con el negocio. Luego tomaron el relevo su madre y su tía, Maribrí y María Paz González Suárez, respectivamente. La primera ya está jubilada y la segunda es oficialmente la dueña del negocio, aunque en la última temporada es difícil encontrarla tras el mostrador por un traspié en la salud. Soto siguió la tradición y desde hace unos pocos meses su hija se ha sumado a la plantilla más dulce de Rivero. ¿El secreto del éxito? "Aquí funciona muy bien todo lo tradicional", aseguran al unísono madre e hija. Mantecados, milhojas, magdalenas, roscones... En Polledo se cocinan como hace un siglo recetas exitosas que acompañan muchas sobremesas de avilesinos.

Uno de los productos estrella que ha envejecido con la confitería Polledo es el cocodrilo, un mazapán que hace cien años ideó el fundador de la firma, el pastelero Alfredo Polledo. Desde entonces hasta hoy, el reptil de Polledo, la apoteosis del goloso, es un clásico en la Navidad avilesina.