Luanco pasó la madrugada del lunes al martes enfundada en un disfraz. Las calles del casco urbano estaban repletas de chinos, bailarinas, superhéroes, árabes, marineros, animadoras y, pese al gran volumen de asistentes, apenas hubo incidentes. Tan solo hubo que registrar daños en la luna de un comercio y en las puertas de otro, ambos ubicados en la calle Marcelino Rodríguez. Los más jóvenes llenaron el parque del Nautilus con el "botellón". "No hubo altercados, y con los años vamos mejorando; las cifras de las asistencias sanitarias son mejores que las de otros años, cuando hubo cuarenta intervenciones. En esta ocasión, tuvimos veinte", indicó el Alcalde, Jorge Suárez. De esas veinte intervenciones, ocho están relacionadas con menores -cinco de ellos (dos de 14 años, uno de 15 y dos de 16) sufrieron intoxicaciones etílicas-. Todos participaban en el "botellón". Y como sus colegas apenas se movieron de su espacio; el plan alternativo del gobierno local para intentar reducir la bebida en la calle -la noche de dj's en "Luanco al mar" con Carlos Jean a la cabeza- no caló entre los chavales.

El Alcalde, Jorge Suárez, lo reconoce: "No funcionó la alternativa que propusimos, pensamos una propuesta con música acorde a la edad de los jóvenes para que disfrutaran, pero no les atrajo. Seguiremos buscando alternativas". Aún así, Suárez opina que el balance es "positivo" e insistió en que "hay que mejorar" para los próximos años. Y para intentar dar soluciones al botellón "escuchará" a las fuerzas de seguridad en la reunión prevista para finales de verano.

En la madrugada del lunes al martes, la peña "Les Xardes" instaló su particular Partenón en la calle Salvador Escandón. "Vamos a conquistar el carnaval", clamaban con acento griego un tanto forzado. Iban ataviados con túnicas y vestidos blancos; otros iban de "filósofos carnavaleros". Dos metros más allá, estaban los árabes. "Quien nos mandaría mezclar culturas", decía Javier Merchán, disfrazado de monje budista que miraba la escena desde la barrera. La familia Sánchez utilizó la parte exterior de su casa para generar un espacio de corte oriental. "Nos juntamos todos los años y solemos crear diferentes temáticas", explicó Neri Sánchez, que formaba parte de la comitiva árabe de la villa marinera.

A los miembros de la peña "Son-Rises" les dio por montar en barco. Tenían una misión: cruzar el río Mississippi. Para hacer más liviana su travesía, escuchaban música y bailaban mientras surcaban los "mares" de la calle Conde Real Agrado, en plena plaza de La Ribera, donde a primera hora de la noche se congregó buena parte de los antroxeros. Nadie sabe si llegaron a su destino, lo que sí es seguro es que disfrutaron.

Militares sin armas, policías con silbato, chinos con espada y sin ella, rockeros al más puro estilo Elvis Presley, animadoras, perros enjaulados, gambas recién capturadas en el puerto del Gayo y un sinfín más de personajes que llenaron de colorido la noche más loca del estío gozoniego. "El verano no es verano si no hay carnaval de Luanco", proclamó Luis Sánchez mientras imitaba a Freddy Mercury micrófono en mano pero sin el resto de los miembros de "Queen".

Hubo quien reivindicó que el Antroxu es más que un "botellón" pese a que muchos identifiquen la fiesta con los jóvenes y la bebida en la calle. "El Carnaval de Luanco es mucho más que eso. Lo especial de la fiesta es vernos todos, estar juntos y pasar un rato agradable", concluyó Paula Certín.