Los jugadores y cuerpo técnico del Real Avilés G. D., el equipo que comandan Luis Puebla y José Luis Tamargo, no pudieron entrenar esta mañana en el estadio Román Suárez Puerta como tenían previsto. Dos guardias de seguridad apostados en la puerta por donde acceden los jugadores a las instalaciones les impidieron el paso a eso de las 10.00 horas de la mañana, minutos antes del inicio del entrenamiento que había programado el míster, Blas García.

El pasado día 4 ocurrió lo mismo, en aquella ocasión en el campo de Miranda. Estas maniobras se enmarcan en la guerra interna que se vivió hasta ahora por el control del Real Avilés, el primer equipo de fútbol de la ciudad, entre el dueño, José María Tejero, y el gestor Álvaro López, que compró en diciembre Real Avilés Gestión Deportiva (RAGD) para hacerse cargo de la gestión del club y con el que las relaciones se deterioraron a los pocos meses.

En respuesta a esta medida, los rectores del Real Avilés G. D. (Gestión Deportiva) presentaron sendas denuncias en los cuarteles de la Policía Local y de la Policía Nacional, en el primero de los casos para que dé traslado de lo ocurrido al Ayuntamiento de Avilés (dueño del estadio Suárez Puerta aunque la concesión la tiene el Real Avilés CF) y en el segundo, para abrir la vía judicial.

Mientras esto ocurría, la plantilla del Real Avilés C. F. SAD, la que se mantiene bajo el paraguas administrativo de José María Tejero del Río, entrenó con normalidad en el gimnasio de Tabiella (San Pedro Navarro), ajena al altercado del Suárez Puerta y bajo la dirección técnica de Iván Palacios.

El Real Avilés vive una situación de caos sin precedentes tras la decisión adoptada el pasado día 3 por el consejo de administración de Real Avilés SAD, presidido por José María Tejero, de "asumir la gestión", relegando a Real Avilés G. D., la empresa adquirida en diciembre por Álvaro López para gestionar el club. El consejo basó su decisión en los "incumplimientos" del contrato de gestión y el anuncio, calificado como "nulo de pleno derecho" por los gestores al estar pendiente un procedimiento judicial para aclarar tales supuestos incumplimientos, provocó una cascada de acontecimientos grotescos.