La misa solemne de San Agustín reunió ayer en el altar de San Nicolás de Bari a un nutrido grupo de sacerdotes naturales de Avilés que desarrollan su labor pastoral fuera de la región, e incluso en lugares tan lejanos como Perú, Tailandia, Bembereké (Benin) o Aguarico (Ecuador). Acudieron a la celebración religiosa para rendir homenaje al patrón de la villa y realizar la ofrenda anual que desde 1983 organiza la Cofradía de El Bollo.

La eucaristía, presidida por el párroco Alfonso López Menéndez y también oficiada por los sacerdotes Ángel Garralda y Vicente Pañeda, arcipreste de Avilés; abarrotó de fieles el templo y estuvo cantada por la escolanía de la parroquia de San Francisco.

Fermín Riaño, en nombre de los sacerdotes oriundos de la villa, manifestó su alegría "de estar aquí, en medio de las dificultades, juntos en torno a la figura de San Agustín, un maestro espiritual de cada uno que nos acompaña en el camino", indicó el misionero en Tailandia.

Tras la misa, en la que se utilizó un cáliz de Amadeo Artime, misionero avilesino fallecido, Benjamín Lebrato, presidente de la Cofradía de El Bollo, se dirigió a los fieles para explicar el cometido de la entidad que representa el día de San Agustín y cuyo estandarte ocupó un lugar destacado junto a la imagen del religioso. Habló de los avilesinos y entidades que en años pasados rindieron homenaje al santo y al referirse a los sacerdotes que este 2017 cumplían con tal cometido apuntó cómo "muchas veces, las cosas buenas de los sacerdotes pasan desapercibidas". Asimismo, señaló que "Avilés tiene la suerte de contar con un buen número que ayudan en el testimonio de su vida en muchos lugares. Ese ingente trabajo es el que presentamos hoy a San Agustín. Para nosotros es un motivo de orgullo su tarea, empeño y labor sacerdotal", concluyó Lebrato para ceder la palabra a Víctor Gaínza, que cumple cincuenta años de sacerdocio y realizó la ofrenda en nombre del conjunto de curas.

En su intervención, el párroco de la parroquia Virgen de las Mareas, ofreció un breve recorrido por la memoria de San Agustín para recalcar que su vida "nos ayuda a relacionarnos con Dios y a no prescindir de él. Hoy nos juntamos para aprender de él y llenarnos una felicidad eterna", subrayó para ofrecer a San Agustín un cáliz que fue depositado junto a la imagen.

Tras sus palabras, Alfonso López Menéndez anunció el comienzo de la procesión en la que la imagen de santo recorrió varias calles a hombros de un grupo de jóvenes de la cofradía de San Juan.