Asturiana de Zinc (Azsa), Arcelor-Mittal y Alcoa, es decir, las tres grandes industrias que cuentan con instalaciones en la comarca de Avilés dependientes de una tarifa eléctrica competitiva para desarrollar sus operaciones productivas, han confirmado su intención de acudir a la próxima subasta de interrumpibilidad (el abono con dinero de la posible desconexión de la corriente de energía eléctrica por petición del distribuidor nacional ante eventuales caídas en la red no industrial).

Las tres grandes fábricas avilesinas ya "están habilitadas", es decir, ya han solicitado legalmente participar en la controvertida puja de todos los años, desde 2014. El segundo paso es la convocatoria oficial de la propia subasta: la patronal siderúrgica (Unesid), de hecho, aguarda que el Boletín Oficial del Estado (BOE) publique las nuevas bases. Esto, a fecha de ayer, aún no había sucedido.

Desde Asturiana de Zinc indicaron que tienen como objetivo "vender sus bloques de 90 megavatios (MW) en las mejores condiciones posibles". Y es que la subasta consiste en que el distribuidor español de energía (REE) adquiere los bloques que le permiten desviar la electricidad en caso de ser necesario. Hasta la fecha, estos bloques han sido de 90 y de 5 MW. El dinero que consiguen las empresas por vender la interrumpibilidad es el que decide el subastero. REE abre la puja en un precio alto que va descendiendo hasta que se da la orden de parar.

Alcoa y Arcelor son las otras grandes industrias que cuentan con centros de trabajo habilitados para la subasta. El objetivo que tiene la aluminera, por ejemplo, "es obtener el mayor valor posible" para sus centros de producción en España, es decir, para Avilés, La Coruña y San Ciprián (Lugo).

En la subasta que se celebró el año pasado, Alcoa consiguió cinco bloques de 90 megavatios, uno de ellos, de Avilés. La multinacional Arcelor logró un bloque de 90 MW y Azsa los dos a los que aspiraba.