Con hambre de castillo llegaron ayer al yacimiento de Gauzón los participantes en la II Semana Medieval, una cita indispensable para los amantes de la historia que continuará durante la jornada de hoy. Y es que este año las habituales visitas guiadas del verano se retrasaron, y la de ayer a mediodía, que congregó a numeroso público, fue la primera desde el año pasado. Los interesados en contemplar los restos del castillo y escuchar las explicaciones de los últimos avances de investigación en el yacimiento podrán hacerlo ahora durante todo el mes, en las visitas que habrá de lunes a sábados, a las 12.00 y a las 17.00 horas. Y comenzarán también las visitas al laboratorio. Para inscribirse se puede llamar desde mañana lunes al teléfono 617800196.

Noelia Fernández y María García fueron las encargadas de explicar ayer a los visitantes las claves del emplazamiento. Y así apuntaron que, según los resultados de un reciente análisis, se emplearon vigas de pino para encofrar y dar estabilidad a unos suelos poco firmes por culpa de la abundancia de arcilla. "Se utilizaron técnicas de ingeniería romana", explicaron. Además, según indicaron a los visitantes -entre los que se encontraba la alcaldesa de Castrillón, Yasmina Triguero-, el aspecto exterior de la fortaleza no sería el de los muros de piedra vista, sino que parte estaría encalada y el resto cubierto de pigmentos.

Visita al margen, la jornada medieval dio de sí experiencias de recreación medieval a cargo de El Clan del Cuervo, representaciones teatrales y música de gaitas. Javier Fernández, Hanca El Khelihe y Eva Alonso mostraron a los visitantes los secretos del trabajo del textil en época medieval. "A la gente lo que más les interesa a priori es el tema de las armas, pero luego ven las cosas de la vida cotidiana y es lo que más les llama la atención", afirmó Alonso. Este grupo, con base en Madrid, cuenta con miembros en diferentes provincias y está especializado en la divulgación del mundo medieval, del siglo VI al XI. "A la gente les llama la atención que no vendamos nada". Asiduos a sus talleres son Noé y Bruno Rodríguez, que ayer iban ataviados como caballeros medievales con ropas que les hizo su madre, Tatiana López. "Venimos muchas veces al castillo y siempre vienen con la ilusión de que haya algún descubrimiento nuevo".