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Buceo en la historia de los naufragios

Una iniciativa que permite sumergirse entre los restos de cinco buques hundidos en el litoral de la región, dos de ellos en la comarca, dispara el interés por las prácticas submarinas

El "Luchana" antes de su naufragio RICARDO SOLÍS

Bucear en la Historia se puede hacer desde muchos prismas, pero hacerlo literalmente en las profundidades de los mares españoles, es una iniciativa innovadora que hace poco más de tres años puso en marcha la Asociación Hombre y Territorio (HyT) de Sevilla. Los biólogos David León y Alexis Terrón estuvieron hace unas semanas en Asturias para recoger el "Pergamino", el galardón que anualmente concede la Asociación Amigos del Museo de Anclas Philippe Cousteau, que recibieron por sus estudios para proteger el coral naranja, una especie endémica del Mediterráneo. En Salinas contaron su iniciativa de buceo para conocer los restos de los barcos hundidos.

El objetivo de dignificar el patrimonio histórico submarino ha impulsado a la asociación a identificar 115 barcos hundidos en España, de los que cinco están en Asturias y dos, estrechamente ligados a la comarca de Avilés: el "Luchana" y el "Stanley Bay". Además, el "Neretva", localizado en Ribadesella; el "Pedrosa", en Llanes; y el "Pecio de Figueras", en la ría del Eo, son otros atractivos para los buzos en la región.

Por ejemplo, conocer los restos del "Luchana" ya es posible. El buque construido en Bilbao en 1942 se hundió a tres millas del puerto de Avilés el 15 de enero de 1986. Procedía de Almería con mineral de hierro para Ensidesa, pero no resistió un fuerte temporal. El hundimiento del "Luchana" se saldó con cuatro víctimas mortales. Los restos del barco yacen frente a la costa de la comarca a 95 metros de profundidad.

Aquel invierno de 1986 fue desastroso para la marina mercante. Sólo ocho días después del hundimiento del "Luchana" ocurrió el naufragio del "Stanley Bay", un carguero británico con bandera de Hong Kong y 17 tripulantes indios que había zarpado de Dublín (Irlanda) con más de 5.000 toneladas de concentrados de cinc para Asturiana de Zinc (Azsa). Pese a navegar con proa firme hacia el puerto avilesino, el temporal aconsejó al capitán que se cobijara en el de Gijón. Pero tampoco llegó, ya que se hundió a ocho millas del Cabo Peñas dejando tres marineros muertos. El mercante se había construido en Japón en 1971. Los expertos de Hombre y Territorio sostienen que sus restos yacen a una profundidad de entre 75 y 110 metros.

Los fuertes temporales de las primeras semanas de 1986 también ocasionaron otro grave suceso. El 11 de enero, estando fondeado en Gijón el "Castillo de Salas", embarrancó junto al cerro de Santa Catalina. Los intentos de salvar la nave fueron infructuosos y el barco se hundió con las 100.000 toneladas de carbón que transportaba. La proa fue reflotada y remolcada a mar abierto para ser hundida; la popa fue desguazada en el lugar del hundimiento. A los hundimientos de los mercantes, también en esos aciagos días de enero de hace 31 años, se sumó el hundimientos de los pesqueros "Picu Pienzu" y "Terín", cuando faenaban en la costa de Llanes.

Hombre y Territorio ha bautizado la iniciativa de "visitar" estos pecios con el nombre de "Bucea en la Historia". La asociación ha contado con el apoyo del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y con el permiso de los centros de buceo españoles para desarrollar la iniciativa que permite a los conocer esos museos permanentes bajo el mar que son los barcos hundidos.

Otro gran desastre tuvo lugar en agosto de 1992, cuando se hundió el mercante croata "Neretva" cargado de ceniza de pirita. Fue cerca de Ribadesella y los 20 tripulantes lograron salvarse. Ahora reposa a menos de 50 metros de profundidad por lo que es un lugar de visita de muchos submarinistas. Los otros dos pecios hundidos en Asturias a los que pueden llegar los buceadores son el "Pedrosa" y el "Pecio de Figueras". De ambos barcos quedan pocos restos pues hace muchos años que yacen en el fondo del mar. El "Pedrosa" se hundió a 1,5 millas del puerto de Llanes en 1905. El "Pecio de Figueras" naufragó en el año 1719, actualmente tiene protección legal y está incluido en la Carta Arqueológica de Castropol.

La web de la asociación informa de los barcos hundidos o de los que quedan restos, que pueden ser visitados por los buceadores. "El objetivo del proyecto, además de difundir el valor del patrimonio cultural submarino desde un punto de vista turístico, es el de concienciar a la población y al sector del buceo sobre la necesidad de proteger y hacer proteger ese patrimonio cultural", sostiene los promotores.

El buceo en barcos hundidos es un tipo de inmersión muy peculiar y requiere de una serie de capacitaciones que las diferentes certificadoras y federaciones de buceo ofrecen a sus alumnos para el mejor disfrute, seguridad y mantenimiento del mismo.

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