"Soy inocente, no debería estar aquí", dijo ayer en el ejercicio del derecho a la última palabra el acusado de grabar con el teléfono móvil a una compañera de trabajo en ropa interior en un vestuario de la factoría avilesina de Alcoa. La de ayer fue su primera declaración por unos hechos que se remontan a junio del año pasado y por los que la Fiscalía pide para J. L. G. G., ingeniero de la multinacional, tres años de cárcel como presunto autor de un delito contra el derecho a la intimidad. La defensa incidió en la vista, celebrada ayer en el Juzgado de lo penal de Avilés, en que no hay pruebas incriminatorias y pidió la libre absolución.

J. L. G. G. se negó a declarar en su día ante la Guardia Civil. "Me asusté cuando me pidieron el móvil, no sabía qué hacer, tuve miedo. Nunca me había pasado algo así", aseveró en el juicio a preguntas de su propio abogado. El ministerio público insistió en que el operario llegó a la factoría a las 7.06 horas del 3 de junio de 2016 y aparcó su coche en una zona de acceso prohibido. Acto seguido, según esta misma versión, accedió al vestuario femenino de las instalaciones y colocó en un tabique de la puerta su teléfono móvil, con el que captó las imágenes de la mujer, que en ese momento estaba cambiándose.

"Ese día fui a la fábrica en el coche de mi padre y no entré al vestuario, fue directamente a trabajar a las series (de electrolisis)", afirmó. La denunciante relató que aquel día, cuando estaba cambiándose de ropa, le "pareció ver un teléfono móvil con una luz roja detrás de un tabique". "Vi a una persona salir hacia la derecha y estuve gritando. No llegué a verle la cara, era un hombre que llevaba vaqueros azules y una camisa beige, con una raya fina en azul que hacía cuadros", detalló. Esa vestimenta es la que llevaba el acusado ese día, según algunos testigos.

En el juicio trascendió que en el teléfono móvil del investigado no se localizó la grabación (la Guardia Civil se incautó del móvil doce días después) y que las cámaras de la factoría no captaron a nadie accediendo al vestuario porque no apuntaban para esa zona. Para la Fiscalía "hay indicios plurales y acreditados", como la presencia de su coche en el entorno del vestuario y la identificación de la ropa que vestía. Para la defensa, a cargo de Gonzalo Botas, "la prueba tiene que ser auténtica, íntegra y estar indemne y en este caso no es ninguna de las tres cosas".