Los vecinos de Soto del Barco se sienten próximos a los padres del pequeño Izan Álvarez, que falleció ahogado en la granja-escuela Palacio de la Bouza en julio. "Si yo fuera ellos, también removería Roma con Santiago. Es una pena muy grande", señalaba ayer María Rosa Rodríguez. Ese es el sentir general del pueblo, que afirma que la familia tiene todo su apoyo. En la localidad, se habló ayer durante todo el día del informe de la Guardia Civil que recoge irregularidades en el negocio. Y de la falta de una licencia municipal de apertura. Rosi Mari Pérez, como sus convecinos, sabe que las cosas se aclararán en el juzgado, pero lo tiene claro: "Si todo eso se prueba, la granja debería cerrar".

El runrún en el pueblo ya venía de lejos. "Parece que el Ayuntamiento ha sido muy permisivo con ellos, ha levando la mano. Luego si cualquier vecino pide una licencia, te vuelven loco", señaló otro sotobarquense ayer en las calles de la localidad. A todos, las acusaciones que figuran en el informe les parecen "muy graves, "Se debe hacer justicia", dicen. "Sea quién sea el culpable, el rapacín ya no va a volver", lamentan, a continuación.

Esa es la opinión también de María Flor González, que se pone en el lugar de los padres, "que tienen que estar pasando una odisea". Y que confía en que "esta vez" haya justicia. "Es muy triste, mandar a un pequeño a disfrutar y que pase esto", comenta. Las reglas están para cumplirlas y tiene que saberse si alguien las incumplió, porque los padres necesitan saber que pasó", añade esta residente.

Además, coincide en la desconfianza que ha generado en el concejo la muerte del pequeño respecto al negocio. "Mi nieta siempre iba a celebrar allí su cumpleaños, ahora dice que no volverá. Aquí nos conocemos todos, yo conozco a familiares y sé que están destrozados. Es una pena enorme", afirma otra residente en la zona.

Mientras tanto, en la localidad sotobarquense de Riberas de Pravia, el recinto de la granja-escuela permanece cerrado a cal y canto, aunque los animales continúan pastando a sus anchas en la finca de un palacio por el que han pasado miles de niños a lo largo de estos años. En la puerta también sigue el cartel que explica la razón del cierre: "En señal de respeto a Izan y su familia, comunicamos la suspensión de actividades y el cierre de nuestras instalaciones".