Filólogo, licenciado en comunicación audiovisual y cinéfilo empedernido, Carlos Menéndez Otero ha publicado el ensayo titulado "Irlanda y los irlandeses en el cine popular (1910-1970)", que ayer presentó en un acto celebrado en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés. La obra nace de una tesis doctoral "que reescribí y adapté para el público generalista y con la idea de que no fuera un tostón académico", comentó.

Durante su intervención en el palacio de Valdecarzana, Menéndez Otero comentó cómo Irlanda continúa a día de hoy apareciendo en el cine popular, "pero ha sido mucho más referente de lo que es actualmente". Y lo ha sido, dijo, gracias a la figura de John Ford, americano de familia irlandesa. Este actor y director ha realizado una serie de películas ambientadas en Irlanda o sobre los emigrantes de este país. Antes de Ford, y ya desde principios del siglo XX (hacia 1910), indicó el escritor, "había gente americana que viajaba a Irlanda a rodar películas destinadas a los emigrantes, un público que sentía nostalgia por la tierra que había dejado atrás".

Sobre las película de temática irlandesa que han alcanzado mayor repercusión, Carlos Menéndez Otero no dudó en apuntar "El hombre tranquilo", dirigida por John Ford en 1952 y protagonizada por John Wayne, que encarna a un boxeador norteamericano de ascendencia irlandesa que vuelve a la tierra de sus antepasados, compra la casa familiar y se enamora de una mujer muy temperamental, llamada Maureen O'Hara.

El propio escritor reconoce haber caído en las redes de esta cinta que obtuvo dos Oscar, al Mejor director y a la Mejor fotografía color. "Ha sido la película de mis Navidades, la he visto un año tras otro durante treinta y mientras escribía el libro volví a ella", reconoció, para seguidamente indicar los factores que han sido determinantes para la proliferación de trabajos cinematográficos sobre Irlanda. "Los irlandeses de Estados Unidos eran unos cuantos millones, aún siguen siéndolo, y la historia de este país entendida de forma mítica ha sido bastante atrayente para otro tipo de público. Además, desde que el cine empezó a hacerse en color, los paisajes han sido un elemento muy atractivo", subrayó.

Carlos Menéndez hizo asimismo referencia a cómo la industria cinematográfica plasmó sobre la pantalla "estereotipos construidos por el nacionalismo irlandés y que éste tomó del imperialismo británico, que destacaba lo negativo de Irlanda". "El imperialismo reflejaba un pueblo problemático, de peleas, y el nacionalismo transforma esos aspectos negativos en ventajas, en fortaleza y valentía", relata, al tiempo que compara el carácter de la gente de dichas tierras con Asturias. "El clima es parecido, también el sentido comunal, la relación amor-odio con la emigración, o el alcohol en las fiestas", comentó.

Dichos estereotipos han sido un filón tanto para el mundo del cine como para el sector turístico, subrayó el filólogo avilesino. "Se explota la idea de magia, amabilidad, romanticismo, entorno bucólico, nostalgia... Irlanda siempre se pinta como un paraíso frente a la moderno, el capitalismo y lo industrial", concluyó Carlos Menéndez, que ahora prepara un libro sobre el director irlandés John Karney.