"Quién iba a saber que daban un premio por ser 'profe'". Así resumía ayer la docente Adelia García, profesora de Lengua en el instituto Carreño Miranda, cómo se sintió al saber que está nominada al premio Educa de Abanca al "Mejor docente de España". Junto al profesor de primaria José Antonio Alonso, del colegio San Fernando, ambos forman parte de los siete asturianos que optan al galardón. El fallo para elegir al ganador será en febrero, en La Coruña.

Las candidaturas del premio se basaron en recomendaciones de familias y antiguos alumnos, que propusieron a sus profesores favoritos. En toda España se recibieron más de 1.300 solicitudes, de las que solo 372 pasaron el corte inicial.

Los siete docentes asturianos esperan ahora la siguiente criba, que suponen se llevará a cabo el próximo mes y del que saldrán los últimos 10 finalistas. "Para mí, el verdadero premio es éste. Saber que hay por ahí familias y alumnos que valoran lo que hago y que vieron a bien proponer mi nombre a la entidad organizadora. No me interesa llegar más allá", explica Adelia García.

José Antonio Alonso, por su parte, asegura que tampoco piensa ganar el premio, por no cumplir con algunos de los requisitos a valorar. "Vi que, por ejemplo, se valorará la aplicación de las nuevas tecnologías en el aula y conozco a profesores a los que se le da muy bien, mucho mejor que a mí", reconoce el profesor del San Fernando.

Aunque aseguran llevarse bien tanto con alumnos como padres, los dos profesores siguen sin saber muy bien qué les hace ser "especiales". "Hago lo mismo que el resto de mi equipo docente. De hecho, aplico cosas en clase porque veo que le funcionan a otro compañero. No creo que haga nada del otro mundo", afirma Alonso. "Creo que aquí la clave es la cercanía. En casa, mis alumnos hablan de 'José' como si fuese uno más de la familia", añade. No obstante, Alonso cree que la "disciplina de antes" es también necesaria en la docencia de hoy. "Yo aprendía de las antiguas 'seños' la importancia de respetar al de al lado, de comportarse con educación", indica. "Se puede enseñar disciplina sin ser un sargento", asegura. En cuanto a su relación con el San Fernando, el docente espera que esta noticia ayude también a valorar el centro para el que trabaja. "Estudié aquí y llevo 12 años dando clase. Este sitio es mi casa de toda la vida", reconoce.

Adelia García, por su parte, cambió su forma de impartir clase hace unos años. "Me di cuenta de que para inculcar la pasión por la lectura a niños de primero de la ESO era necesario aplicar técnicas distintas", explica, mientras abre un libro ilustrado de cuentos. "Desde que llevo estos cuadernos a clase, los niños se quedan maravillados con las historias. A veces, la falta de interés del alumno se debe a una carencia imaginativa del propio docente", asegura. Ella intenta seguir la pista de sus antiguos alumnos y asegura que muchos se acercan al centro a saludarla de vez en cuando. "Sé, por ejemplo, que una de mis antiguas alumnas ahora es poeta, me pidió que fuese a la presentación de su libro. Esas cosas te marcan", explica esta aspirante a la "mejor profe".