Responsable, cercano, trabajador, humano, llano, cumplidor.... Todos los calificativos que salen de las voces que conocen a Reinerio Rodríguez, "Neyo", son positivos. El párroco de Santo Tomás de Cantorbery es un sacerdote querido por los feligreses de la iglesia de la plaza de la Merced, pero también por los vecinos que sin ser asiduos del templo mantienen relación con el sacerdote natural de Pola de Lena.

José Antonio González Montoto, quien durante los últimos cuatro años y hasta hace unos días compartió con Neyo las riendas del templo de Sabugo, define al religioso de 41 años "un hombre súper responsable. Tiene muy claro que el cura ha de estar presente en la parroquia para acoger a todos los que llegan a ella", comenta desde su nueva responsabilidad eclesiástica, en la dirección de la Casa Sacerdotal de Oviedo.

En ese afán de arropar a cuantas personas llegan al templo diseñado por el arquitecto Luis Bellido González, Neyo Rodríguez se levanta al despuntar el alba para abrir las puertas a las siete horas y orar ante el Santísimo. El día pasa volando para este cura que oficia la primera misa de la mañana, a las 8.30 horas, comparte desayuno con algún parroquiano y se ocupa de múltiples servicios de la comunidad: confesar, atender el despacho parroquial, visitar ancianos y enfermos, acudir al tanatorio......

Entre las facultades que le atribuyen quienes lo conocen figura conectar bien con la gente joven, un aspecto que queda de manifiesto en la misa del catecismo de los domingos, a rebosar de familias. "Es espectacular, incorpora a la celebración iniciativas increíbles, como las de un pedagogo experto", dice Montoto. Halagos así son repetidos y ampliados por las catequistas que coordinan los grupos infantiles, de lunes a miércoles, entre las 18.00 y 19.00 horas. "La primera vez que fui a esta misa me sorprendió, es muy participativa, con música, un coro y hasta un proyector para seguir las liturgias y las letras de las canciones; es un innovador", afirma una de las colaboradoras.

Quienes acuden a esta eucaristía destacan las homilías que ofrece el párroco de Santo Tomás, "incluso con trucos de magia y el uso de diferentes objetos que encantan a los niños; son muy amenas también para los mayores", resaltan. También apuntan hacia la participación de los pequeños: "Pide voluntarios para salir al altar o los llama directamente por sus nombres".

Ese gancho con la población joven se hace notar de la misma forma en la misa que desde hace dos años celebra los sábados, a las nueve de la noche, en la iglesia vieja de Sabugo, en la plaza del Carbayo. Interrumpida durante el periodo vacacional, volverá a celebrarse a partir del mes de octubre.

Natural de Pola de Lena, donde reside su familia, a la que visita con frecuencia, Neyo Rodríguez llegó a Santo Tomás procedente de Cangas de Narcea, donde permaneció once años a la vera del párroco Jesús Bayón, del que siempre habla con cariño y admiración. En esta localidad del sur occidente dejó muy buen recuerdo y los vecinos lamentaron su marcha.

En Avilés también ha conquistado a la ciudadanía. "Encajó muy bien en la parroquia, es difícil que se diga algo negativo de él, está muy arropado por la gente", manifiesta una de las catequistas, al comentar que Neyo, como todos le conocen, pasa cada día por los distintos grupos que conforman la catequesis, se esfuerza en conocer a los niños y habla con ellos. También pone interés en acercarse a los padres y cuida las reuniones que mantiene con ellos, añade.

Los miembros de la Cofradía de la Soledad y la Santa Vera Cruz mantienen igualmente una cercana relación con el sacerdote lenense al estar vinculada la asociación a la parroquia de Santo Tomás. No en vano, tiene su origen en una cofradía que existía en el barrio marinero de Sabugo en el siglo XVII.

Iván Álvarez, maestro de ceremonias de la asociación cuya finalidad es promover y vivir la devoción y el culto a la Virgen María, reconoce la implicación de Neyo Rodríguez con la Soledad desde su llegada a Avilés. "Hasta nos regaló dos incensarios, el primero al poco de venir y el otro este año porque decía que al salir en procesión tenía que oler a incienso", señala para hacer ver los cambios que se produjeron en la parroquia desde su incorporación. "No hay más que ver cómo está de llena la misa", subraya al igual que otros fieles. También apunta a los monaguillos -"que antes no había"-, o a las puertas del templo, ahora todas abiertas. "La gente lo comenta, hay aires nuevos", declara.

Estas y otras transformaciones más en el ámbito de la cofradía, como el deseo de reforzar la fiesta de Santo Tomás o distintas actuaciones en torno al Lignum Crucis que ya se expone de forma permanente en el templo, se meditan sin prisas. "Cuando hablamos de hacer algo siempre dice: poco a poco", recuerda Iván Álvarez, agradecido por el apoyo que Neyo Rodríguez presta a la asociación. "Llevamos un año muy intenso y él está muy activo, la gente está encantada", resume el maestro de ceremonias de la Soledad, un sentir que comparten muchos vecinos de Avilés que conocen y tratan al párroco de Santo Tomás, sólo al frente de la iglesia tras el traslado a Oviedo de Montoto, aunque él aclara que cuenta con el apoyo de los sacerdotes Ángel Fernández Llano y Antonio Ruiz.