Karen Sabrina relata que cayó en depresión y se apoderó de ella una sensación de soledad que le agobiaba hasta tal punto de verse incapaz de soportar las seis horas diarias de clase en el instituto. Cristian Mereyes admite que tiene "mala relación con los libros desde siempre" y que estuvo en un tris de dejar los estudios; si no lo hizo fue por no dar semejante disgusto a sus padres. Jonathan Solla dice que sentía "pereza y hastío" hacia los estudios y, fruto de esa apatía, también rozó el abandono escolar.

Estos tres jóvenes avilesinos, de entre 17 y 19 años, son otros tantos ejemplos de candidatos al fracaso educativo que, de momento, han salido del bache gracias entre otras ayudas al programa "Transit" del área municipal de Juventud, en el que solo el curso pasado participaron 143 estudiantes de los cinco institutos públicos del concejo. Hoy, dos de estos chavales han reenfocado sus aptitudes a la Formación Profesional y en el caso de Sabrina ha hecho un curso específico que la formará como integradora social, una vocación recién descubierta y que le ha devuelto la ilusión perdida por forjarse un porvenir.

El programa "Transit", iniciado en 2013, consiste en dar apoyo individual y grupal a jóvenes en riesgo de abandonar de forma prematura la educación formal. Según la estadística que difunden los responsables del área de Juventud de Avilés, los resultados son alentadores: un 20 por ciento de alumnos con continuidad escolar en la ESO, un 20 por ciento que han pasado a otras opciones formativas (FP o educación para adultos) y otro 20 por ciento que se ha vinculado a actividades de formación no formales (cursos de monitor, aprendizaje de inglés...).

Los tres jóvenes tomados como ejemplo, en recompensa por sus esfuerzos para reengancharse a los estudios, han participado en intercambios europeos que les llevaron a Amberes y Bremen. Ayer relataron la experiencia, destacando que ha sido "parte de un proceso de maduración que nos ayudó a aclarar las ideas y reenfocar nuestro futuro".

Los tres jóvenes destacan la importancia del apoyo recibido, a razón de charlas de una hora a la semana, por la monitora del programa "Transit", Zulema Cadenas. "Supo devolvernos la ilusión, y lo hizo sabiendo escuchar y sin meter presión". No menos importante, según señalan Mereyes, Sabrina y Solla, fue el apoyo familiar y, en alguno de los casos, el de los amigos. "Hemos recuperado la ilusión", atestiguan orgullosos de haberse librado de engrosar la lista del fracaso escolar.