La mayor inversión industrial realizada en la comarca de Avilés en los últimos veintiocho años corre por cuenta de la multinacional Arcelor-Mittal y tiene como objetivo renovar de arriba a abajo la acería de Avilés, la instalación que da sentido al entramado siderúrgico asturiano. Esta inversión superará los 200 millones entre todas su fases y, según ponderan en medios sindicales, garantiza el futuro siderúrgico de la comarca un cuarto de siglo más, con lo que eso supone de tranquilidad sociolaboral.
El Rey Juan Carlos I fue quien puso en marcha en 1989 la acería LD-III, el motor que impulsa un sector crucial para la economía regional. A finales del próximo año 2019, cuando hayan finalizado las obras de reforma, mejora y ampliación de la infraestructura, la acería volverá a estar en condiciones -como el día de su inauguración- de garantizar otros 25 años de trabajo de aquí en adelante. Las últimas obras pendientes se iniciarán en el último trimestre de 2019 y está previsto que concluyan rápido, en apenas unas pocas semanas (algo semejante había sucedido en 2016, cuando se ejecutó la primera fase).
Se da la circunstancia de que en 2019 se cumplirán las primeras tres décadas de la puesta en marcha de una instalación clave para la buena marcha de la economía asturiana: "La acería LD-III fue la salvación de la siderurgia. Sobre eso no cabe discusión. Si no se hubiera decidido su construcción, los terrenos que ahora ocupa la compañía en Avilés y en Gijón serían la PEPA y el PEPO, dos grandes parques empresariales con vete a saber qué en ellos". Eso fue lo que, entre risas, dijeron en 2014 Alfonso Rodríguez y José Bembibre, dos de las personas que fueron clave para la construcción de la acería original.
La dirección de la gran siderúrgica comunicó a finales del pasado septiembre que prevé invertir 100 millones de euros en la segunda fase de modernización de la acería local. El plan que tienen es sustituir una de las dos máquinas de colada continua del taller la otra ya se sustituyó en 2016- por otra capaz de fabricar planchas de acero de mayor anchura, n producto demandado por el sector eólico marino que, en la comarca, controla el grupo Daniel Alonso.
Al terminar las obras, la acería fabricará slabs de 2.200 milímetros de anchura (hasta la fecha los sacaba de 1.640). Aparte de esto, la empresa va a instalar un convertidor nuevo. Este convertidor es el artilugio que rebaja el nivel de carbono del arrabio (el hierro salido del horno alto) con el fin de iniciar la producción de acero. Esta rebaja de carbono es fundamental para salvar la fragilidad del arrabio y, además, dota de elasticidad al acero.
Esta segunda fase del proyecto de Arcelor para Avilés formaba parte del plan original, el que comenzó en 2016. Lo que sucede es que el presupuesto necesario para desarrollarlo hizo conveniente partir el proyecto en dos. "Es lo natural. Al final, lo que vamos a tener una acería nueva, tan nueva como la que inauguramos en 1989", se felicitan en medios sindicales.
La dirección europea de la empresa considera -el asturiano José Manuel Arias, fundamentalmente- que la inversión en Avilés será la guinda de una apuesta sin fisuras de la compañía por Asturias;: de hecho, no existe una inversión de tal calibre en ninguna fábrica en Europa. Arcelor también construye unas nuevas baterías de coque en Gijón e invertirá en los talleres de carril y alambrón. Oswaldo Suárez, el director de Arcelor en Asturias, resaltó en la presentación de la inversión avilesina que, mientras en el resto del país el grupo está cerrando plantas, en Asturias se hace una apuesta decidida por mantener y mejorar la actividad.
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