La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), más conocida como "banco malo", es una de los mayores propietarias de suelo de la comarca avilesina. Uno de esos solares es el de la residencia de ingenieros, en barbecho desde hace una década. Sus actuales dueños están analizando ahora la posibilidad de construir, al menos, una fase de las cuatro en las que se ha troceado el proyecto, con capacidad para 300 viviendas, para darle viabilidad. "Aún no hay nada decidido", recalcó, no obstante, un portavoz de la entidad.

Por el momento, aún no hay ningún plan concreto encima de la mesa ni se sabe cuántas viviendas se podrían hacer en esa primera fase. Además, la Sareb también está analizando cómo se podría ejecutar esa obra. Y es que, dependiendo del proyecto, la sociedad a veces lo hace con un promotor delegado y otras por coinversión o por permutas.

La Sareb, por el momento, sólo tiene previsto construir en Avilés en el solar de la antigua residencia de ingenieros. También es propietaria, por ejemplo, de los solares del fallido convenio de la avenida de la Constitución, donde se construyó sólo uno de los tres bloques de edificios previsto. Ahora, el "banco malo" tiene a la venta a través de su página web tres parcelas de más de 1.600 metros cuadrados, cada una a un precio de 825.000, 1.884.000 y 2.293.000 euros.

La historia del desarrollo del solar de la calle González Abarca, está llena de avatares. El Ayuntamiento suscribió en el año 2005 un convenio con la corporación Melca para la construcción de tres edificios, uno de ellos de catorce plantas, con un número total de alrededor de trescientas viviendas. Este convenio es uno de los que forman parte del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 2006.

Casi de inmediato, Procupisa, una empresa leonesa, se hizo con la operación tras adquirir los derechos de Melca. Pagó 33 millones de euros. Poco más de un año después, en 2008, la sociedad abandonó el proyecto por circunstancias económicas que achacó a la crisis. El proyecto original suponía una inversión de 70 millones de euros y sus cifras de venta, entonces, se cuantificaban en casi 105 millones de euros. Incluso contaba con licencia municipal, pisos apalabrados y el objetivo de entregar las primeras viviendas a finales de 2010.

Con posterioridad, en 2008, entró en juego Caixa Galicia, que se hizo con los terrenos por 49 millones de euros. Una vez que la promotora CXG formalizó el traspaso, estuvo más de dos años analizando las posibilidades y la viabilidad del proyecto, hasta que en 2011 presentó un proyecto básico en el Ayuntamiento de Avilés que incluía variaciones sobre lo previsto inicialmente. Y llegó 2013. Al mismo tiempo que el Ayuntamiento daba licencia a la promotora para "resucitar" el proyecto para la construcción en tres fases de 320 viviendas, 477 plazas de garaje y 2.783 metros cuadrados de locales comerciales, Caixa Galicia traspasaba todos sus activos inmobiliarios a la Sareb y la operación quedaba suspendida. La sociedad puso a la venta esos terrenos por unos 12 millones de euros, pero no apareció comprador.