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La ría levanta el vuelo tras bajar la contaminación

La presencia de garzas reales y martines pescadores tras décadas evidencia una mejora del agua: "Se recuperan especies"

Un martín pescador. LUIS MARIO ARCE

La ría de Avilés recupera, a paso lento pero firme, parte de la biodiversidad que perdió hace más de medio siglo con el asentamiento de la industria pesada en la comarca. Hasta el punto de que el grupo ornitológico Mavea asegura haber avistado este verano a una pareja de garzas reales, nunca antes catalogadas en el estuario, y a un grupo de unos nueve martines pescadores merodeando y criando, un hecho también inédito en mucho tiempo. "Para Avilés, esto es una gran noticia. Demuestra que la ría ha vuelto a ser un espacio habitable para especies que hasta ahora dábamos por perdidas en la zona", explica César Álvarez, uno de los miembros del colectivo.

El martín pescador lleva unos tres años veraneando en la ría. "Sospechábamos que podrían estar criando por aquí. Este año, un vecino localizó su nido y llegamos a ver hasta dos puestas distintas. Nos falta saber el número de polluelos, pero sabemos que existen", apunta Álvarez. Esa pareja continúa en la ría, o bien con sus hijos o bien algunos compañeros migrantes. "En total hemos llegado a ver nueve ejemplares juntos, puede que algunos acaben de llegar para pasar el invierno y hayan decidió que el estuario es un buen lugar para descansar", añade.

En cuanto a la garza real, el grupo ornitológico asegura que solo se conocían dos sitios de cría en Asturias, ambos en el Oriente. "No esperábamos para nada encontrarnos con una pareja de garzas. Al verlas, asumimos que estarían criando, pero no lo podremos certificar hasta ver a los pollos salir volando del nido", asegura. Álvarez tilda este avistamiento de "extraordinario". "Es alucinante que tengamos aquí garzas, suelen acudir a humedales tranquilos. Esto demuestra que la ría, pese a la industria y el jaleo, es un buen hábitat para las aves". El avistamiento de la garza provoca, por sus rutinas de asentamiento, razones para la esperanza en cuanto al aumento de población. "Son animales coloniales, se organizan en grupo e imitan a sus compañeras. Vino una garceta, le gustó el sitio y se quedó. Otras garzas lo verán y darán por sentado que la zona es buena para vivir. Vendrán más", dice el ornitólogo. Dentro de Asturias, es probable que la garza real solo haya criado este año en Avilés: "Los registros oficiales hablan de una puesta en abril de 2002 en Llanes y otra en julio de 2003 en Nava. Desde entonces, la única puesta conocida es la de éste verano en Avilés". Se han visto, eso sí, intentos. "También aquí otras primaveras las veíamos transportando ramas pero, al final, parece que hacían el nido en otra parte. Lo mejor es que hemos comprobado que siguen defendiendo su territorio en la ría, todo apunta a que quieren quedarse", sentencia Álvarez.

Estos hallazgos, no obstante, no excusan los niveles de contaminación general de la comarca. "Que la ría está llena de porquería es una obviedad. Pero la mierda flota, hablando en plata, y por debajo hay muchos invertebrados que atraen especies distintas de peces. Estos bichos, atraen a su vez a cada día a más aves", aclara el experto.

Otra muestra de la mejora de la biodiversidad en la ría es la presencia de patos. "La población de esta especie está cayendo bastante en sitios como Granda o Trasona. Es raro, porque eran lugares de mucha cría y, al menos por su apariencia, no se explica. Ahora, las orillas de la ría acogen cada vez a más patos de especies que también aumentan año a año, aunque el entorno parezca de peor calidad. Algo tendrá", dice el experto. Pese a la contaminación, el balance es positivo. "Está claro que para Avilés ver a estas dos especies es una noticia de la leche. Cada año vemos más animales y bichos con los que no contábamos. Lo de las garzas demuestra que la ría es un espacio más que habitable e idóneo para muchas especies. Muchas ya las habíamos dado por perdidas desde la organización", reconoce.

La garza real, también denominado airón, es una especie de ave pelecaniforme -similar al pelícano, de grandes proporciones y pelaje gris- que habita en ríos y humedales de Europa, Asia y África. El martín pescador, por su parte, es un ave veloz y de menor tamaño, también, por lo general, más colorida. Suele excavar sus nidos en taludes arenosos y abunda en gran parte de la Península.

Además de estas dos especies, el colectivo espera poder revisar dentro de un mes las cajas de nidos que tienen en Llaranes, en busca de posibles "novedades". El próximo 22 de octubre, el grupo organizará también un avistamiento en alta mar, en el cañón de Avilés.

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