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CLAUDIO LÓPEZ ARIAS | FUNDADOR DE LA SOCIEDAD NUMISMÁTICA DE AVILÉS

Un coleccionista de ley

El fundador de la Sociedad Numismática de Avilés recibe el nombramiento de caballero de la Hermandad de San Eloy

Claudio López Arias. MARA VILLAMUZA

Claudio López Arias (Avilés, 1935) está rodeado de libros, de monedas, de más libros y de todas las monedas del mundo. Colecciona reales de a ocho de cualquier época. Tiene como tres centenares: "Por decir algo". Los últimos que ha adquirido los acuñó el rey Carlos IV. "Son los antiguos duros", explica. López Arias fue uno de los fundadores de la Sociedad Numismática Avilesina, una de las más antiguas del país. López Arias la presidió durante cerca de cuarenta años. "En 2015 lo dejé", señala. La Hermandad Numismática de San Eloy le acaba de nombrar caballero. "Estoy agradecidísimo", dice. Y es natural: es el único español que ha alcanzado este rango dentro de esta sociedad de coleccionistas norteamericanos.

Nació en 1935 en la calle Rivero. Es avilesino de toda la vida. Su abuela Luisa llevó el quiosco de la prensa que hasta hace no mucho estaba en frente de los cines Marta. El puesto lo heredó Zulima Arias, la tía del nuevo caballero de San Eloy, una quiosquera muy conocida de Avilés, un Avilés al que todavía no habían llegado ni las chimeneas, ni los malos humos, ni tampoco la emigración siderúrgica. "En aquel quiosco me empecé a aficionar a esto de las monedas. Mi abuela separaba las que le metían por perras gordas, monedas extranjeras... eran muchas", cuenta López Arias tras un escritorio plagado de libros, folletos, catálogos, una balanza de precisión y un montón de monedas de todas las épocas.

-¿Qué tienen las monedas?

-Historia, un pequeño fragmento de historia -responde mientras tiende al periodista un denario tributo de la época del emperador Tiberio-. Un denario como este es el que tuvo Jesucristo en la mano cuando dijo aquello de "al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".

E impresiona.

-Cuando empiezas a coleccionar monedas te vale todo, pero un día te das cuenta de que no lo puedes tener todo y tienes que ponerte a elegir. Yo me quedé con los reales de a ocho y con los libros antiguos de numismática.

Su casa entera es una biblioteca especializada en monedas, en coleccionismo... Le acaba de llegar el "Glossari català de numismàtica", un libro de Miquel Crusafont i Sabater. El experto catalán demuestra su amistad a López Arias en su dedicatoria manuscrita. "Es que durante muchos años viajé por toda Europa. Íbamos a la ópera, a las tiendas de monedas, conocimos a muchos expertos, casi todos ellos pasaron por Avilés en los años en que estuve al frente de la Sociedad", reconoce.

Pero uno no vive sólo de coleccionar monedas. López Arias vive de la pensión que le quedó de la multitud de trabajos que ejerció en su vida activa: fue practicante en el Hospital de Caridad, en Hidroeléctrica del Cantábrico, en la Mancomunidad 533, en el Aeropuerto de Asturias... Fue el primer ATS en trabajar en el aeródromo, durante los primeros vuelos. "Fueron muchos sueldos pequeños. Cuando me jubilé me dieron una vida laboral en la Seguridad Social y resultó que había cotizado ciento y pico años", sonríe. "Me quedó la máxima", apostilla.

Estudió en la legendaria escuela de Don Floro (ahora allí hay un pub), pasó por el San Fernando, pero "el de don Víctor Alvera, en La Magdalena", apunta. Se hizo ATS a mitad de camino de las universidades de Oviedo y de Valladolid. Y todo esto, a la sombra de Luisa Rodríguez, su abuela. "Mi madre -Victorina Arias- falleció cuando yo tenía dos años. Mi padre, que se llamaba como yo, era marinero. Me criaron mi abuela y mi tía", cuenta.

A los 19 años ya empezó a trabajar y lo hizo hasta que ya no le permitieron seguir: medio siglo en el sector sanitario. "Hubo un momento en Avilés en que no había ni Hospital San Agustín, ni clínica de la Cruz Roja, ni tampoco hospitalillo... Todo el mundo pasaba por el Hospital de Caridad, sobre todo, en los años en que comenzaron las obras de Ensidesa. Me acuerdo de los campaneros, de las sorderas... Muchas. Los muertos se quedaron allí, en el barro", se lamenta. El primer sueldo lo ganó con la Cruz Roja, "cuando estaba en la calle de la Herrería, a un paso de donde está ahora", señala. Después, el Hospital de Caridad. Y, al final, en los demás centros de trabajo.

Claudio López Arias se casó con Berta Pérez recién cumplidos los 33. Los dos juntos recorrieron el mundo en busca de las mejores notas de la ópera. López Arias no se pierde una de las que ponen en Oviedo. Con su mujer estuvo en Roma, Milán, Pésaro, Berlín, Munich... "Nos apañamos con el español: no sé otro idioma", sonríe. López Arias disfruta de los montajes "modernos". "En Munich vimos un 'Rigoletto' que era como 'El planeta de los simios'", confiesa. Aquellos viajes contribuyeron a hacer grande una Sociedad Numismática de provincias que fue señalada para organizar un congreso internacional de coleccionistas, para reunir en Avilés a los aficionados a las monedas más importantes del país.

-¿Y cómo empezó todo?

-Éramos unos cuantos los que nos reuníamos en la antigua Casa de Cultura para hablar de monedas. Eran los tiempos en que empezaba la política. Fue doña Esther Carreño, la directora, la que nos animó a legalizarnos.

Entre esos cuantos estuvieron Javier Verdejo, Aurelio Flórez... El primer presidente de la entidad fue Francisco Fernández, el de Fotos Fran. Tres años después, López Arias tomó las riendas de una asociación que soltó hace un par de años (ahora es Benito González el que está al frente). La Sociedad Numismática fue la que comenzó a celebrar a San Eloy, un santo de invierno y un coleccionista de ley. Como su nuevo caballero.

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