Pepe Hermida era un niño de diez años cuando llegó a vivir a San Juan de la Arena. Corría el año 1945 y los más jóvenes jugaban construyendo vaporas y después, echándolas a la ría. Hermida procedía de Tablizo (Valdés); de ahí que pronto "perdiera" su apellido para convertirse en "Pepe el Tablizo". Las embarcaciones hechas a mano por los jóvenes arenescos eran fabricadas con hojalata. "El mejor material era el de las latas de pimentón, ahora ya no hay y tengo que utilizar bidones de aceite, pero no es lo mismo", explica el maquetista, que ya ha construido dos réplicas de vaporas de aquella época. La primera de ellas, la "Herminia", ya puede verse en el centro de jubilados de La Arena, la segunda, que es una réplica de la "Calín" ya está finalizada y a la espera de ser trasladada a la localidad ubicada en la margen derecha de la desembocadura del río Nalón. "A ver si viene Fernando (Rodríguez, portavoz de 'Garabuxada') a por ella", señala el "manitas" que tiene grabado a fuego aquellos recuerdos de vaporas, de juegos frente a la rula e infancia compartida con amigos como los hermanos Cuqui, Sabino y José Antonio de Daniela y Enrique de Fabián. "Éramos todos de la calle La Leche y nos entreteníamos casi más construyendo las vaporas que jugando en sí", señala. Para construirlas utilizaban unas tijeras que siempre les prestaba Socorro de Daniel, un martillo, unos alicates "y poco más".

"Imito aquellas embarcaciones, esto no son maquetas", remarca Hermida, que recuerda como colgaban cabezas de bonito de esas pequeñas embarcaciones de lata y "en quince minutos" las tenían plagadas de cangrejos. "Había muchísimos, alguna vez que otra picaba alguna quisquilla", indica. Jugaban a las vaporas, sobre todo, en las vacaciones estivales. Dejaban los barcos en "una pequeña playa" que se formaba frente a la rula cuando subía la marea. "Había veces que cansábamos de tener un barco pesquero y decíamos: ahora tenemos un mercante y lo cargábamos de piedras", sonríe. Los pequeños intentaban recrear las vaporas de la época como la "Macarena" y la "Herminia", propiedad del armador Victoriano Argudín. "Poníamos incluso hasta la firma de Victoriano Argudín", señala Pepe Hermida a la par que echa la vista atrás y detalla que en los años cuarenta "debía haber entre dieciocho y veinte vaporas". Otra era de Calín y Pili y otra de Pico y Pica. Y entre recuerdos, hojalata, martillo, tijeras y alicates Pepe el Tablizo pasa las tardes en su taller de Salinas, donde también recupera otras piezas antiguas vinculadas con la mar y con aquellos tiempos en los que en La Arena, los guajes jugaban con vaporas.