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Sabugo declara la guerra a las termitas

Una empresa especializada inicia el tratamiento para exterminar los insectos, que ya han causado daños graves, en la iglesia de Santo Tomás

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Combate contra las termitas de Sagubo.

Cebos con pastillas de celulosa empapadas con un líquido inhibidor de la quitina. Este es el remedio que ha empezado a aplicar una empresa especialista en eliminación de termitas, Rentokil, en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery, en Sabugo. Y es que los peligrosos insectos llevan años merendándose las maderas del templo. "Es muy difícil de calcular cuánto hace que comenzó la plaga, pero yo diría que en torno a diez años", afirma Josetxu Villasante, el jefe de servicios de Rentokil que supervisó la instalación de las trampas.

El sistema para envenenarlas se basa en el hecho de que son las termitas obreras las que buscan alimento para todo el termitero. La sustancia que se les pone como cebo afecta a sus mudas y acaba ocasionándoles la muerte. Así que, una vez eliminadas las obreras, el resto de la colonia muere de inanición. La intención de la empresa es colocar en torno a un centenar de cajitas con el cebo, estratégicamente situadas en los lugares donde acuden las termitas a alimentarse.

"Los daños que han producido hasta ahora en la iglesia no son muy extensos, pero sí intensos. No está extendido por muchas partes, pero allá donde están el daño sí es notable. Y afecta tanto a maderas de la carpintería como a la madera estructural (sótano y cubierta de la nave derecha)", explica Villasante. Eso sí, "se ha cogido a tiempo". Lo que resulta imposible de determinar es el emplazamiento del termitero o los termiteros, que se encuentran en el subsuelo. "Suelen estar a unos 50 centímetros de profundidad, y pueden estar en el jardín exterior. No vamos a buscarlo".

El tratamiento tiene tres fases: instalación de los cebos, que se hace en dos o tres días; la fase de eliminación, que dura en torno a un año, tiempo durante el que se realizan controles cada dos meses; y la fase de mantenimiento, para garantizar que no ha habido nuevas infestaciones. Esta última fase se sustancia en visitas de inspección técnica durante cuatro años, a razón de dos al año. Además de los cebos del interior de la iglesia, en el exterior, en el perímetro ajardinado, se dispondrán testigos de madera para registrar la actividad de las termitas.

El hecho de que las termitas hayan encontrado acomodo en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery puede ser un indicio de que otros edificios del entorno estén también afectados. "Las termitas no son selectivas. Si el hábitat es bueno, como es el caso, con la humedad adecuada, pueden estar en otros edificios del entorno". Evitar las humedades en los edificios, como filtraciones de canalones y de los sistemas sanitarios, es un buen sistema de mantener a las termitas a raya. Una vez que ya han comenzado a atacar la madera, a ojos de una persona no experta es fácil confundir los daños con los que causa la carcoma o una pudrición. "Es importante consultar con una empresa especializada. Porque muchas veces aparejadores y arquitectos deciden cambiar las maderas y lo único que hacen es ponerles comida nueva a las termitas", observa Villasante.

Otro indicio de ataque de polillas es la existencia de una especie de surcos de polvillo sobre los muros, que son los túneles por los que se mueven las termitas. Por último, entre primavera y verano, suelen salir a la luz termitas aladas, muy fáciles de confundir con las hormigas aladas. Las maderas que más les gustan a estos voraces insectos son las blandas, como las coníferas y el roble, y encuentran más difícil atacar las maderas tropicales, más duras.

Josetxu Villasante asegura que ningún lugar de la geografía española está libre de las termitas aunque, en su experiencia, no se comportan exactamente igual en todos los sitios. "En el País Vasco son más voraces: si atacan una viga acaban con ella; las gallegas y asturianas, en cambio, son más de picotear aquí y allí", sostiene el experto.

El combate contra las termitas obligará a la parroquia de Santo Tomás de Cantorbery a desembolsar una cantidad aproximada de 30.000 euros, y en su mayoría tendrán que abonarse a corto plazo. La intención del párroco es hacer un par de colectas extraordinarias para sumar aparte de los fondos de la colecta dominical.

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