La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

CARLOS HIPÓLITO | Actor

"He trabajado en multitud de obras y las más especiales pasaron por Avilés"

"Me da igual drama o comedia, lo que busco como actor es no acomodarme"

Carlos Hipólito. RICARDO SOLÍS

El actor Carlos Hipólito (Madrid, 1965) es uno de los veteranos del teatro Palacio Valdés. En 1993 estrenó en Avilés "La estación", de Umberto Marino, que dirigió Jaime Chávarri. Hipólito participa mañana, lunes, (20.15 horas) en la segunda sesión de "Diálogos desde la escena", sobre la del Palacio Valdés, que estos días está de fiesta: hace 25 años reabrió sus puertas.

-Regresa.

-Y muy contento de que me hayan elegido para participar en el aniversario, pero esta vez sin personaje. ¿Sabe?, casi siempre me toca el mismo camerino, parece como si tuviera un apartamento en el Palacio Valdés.

-De su primer estreno en Avilés se cumplen 24 años, ¿no?

-Se llamaba "La estación". Después de ella hice un montón de funciones más. Aquel estreno en el teatro Palacio Valdés lo recuerdo con el teatro lleno de calidez. Conocí a su antiguo director, Antonio Ripoll, y a buena parte del personal que hacen del teatro un lugar al que siempre apetece volver. Nos habían dado una semana entera para poder ensayar. Fue una noche mágica: descubrí la buenísima relación que había entre la sala y la escena. Fue mi primera vez en Avilés y fue también la primera vez que sentí al público tan cerca de nosotros.

-Entonces, ¿Carlos Hipólito estaba en construcción?

-Siempre estás en construcción. Lo sigo estando, de hecho. Siempre estás aprendiendo. A lo largo de estos años he trabajado en multitud de obras, y las más especiales de todas pasaron por Avilés, por el Palacio Valdés. La última vez fue hace pocos meses. Llevamos "La mentira", con Tolcachir como director. Cada vez que regreso pienso en el gusto que da pasear, trabajar y comer ahí.

-¿Cómo le gustan los personajes?

-Que sean buenos, que no es lo mismo que bondadosos. Me gustan los personajes que tengan carne, como decimos en esta profesión. Me da igual que sean de drama o de comedias. Lo que me interesa como actor es poder recorrer todos los lugares posibles, no acomodarme. Es cierto, sí, que cuando haces muchas comedias quieres un drama y, al revés. Pero eso es circunstancial.

-¿Tiene una obra especial?

-He vivido noches mágicas en Avilés, pero no le puedo dar un título concreto. Estrenamos allí "El método Grönholm" y estuvimos tres años de gira. Pero también está "Todos eran mis hijos".

-Ahora es el padre de Billy Elliott.

-Es cierto. Es un musical que crearon los mismos de la película. Dos años después se volvieron a reunir y se sumó Elton John, que se encargó de la partitura. Yo creo que mejoraron el trabajo que habían hecho. Pasa siempre: cuando revisas lo que hiciste, lo mejoras. El musical es absolutamente fiel a la película. Tiene una base dramática muy potente y un alarde espectacular: 37 cambios de escena.

-En ese montaje tiene un montón de hijos.

-(Risas) Los niños, por ley, sólo pueden hacer dos funciones a la semana. Por eso tenemos varios equipos: de Michael y de Billy. Sí, cada día tengo un hijo con un pelo distinto.

-Y hasta canta.

-Todos cantamos y bailamos. Tenemos un número final de claqué que levanta el teatro entero. Mi personaje es muy bonito: un hombre muy rudo que no piensa que su hijo quiera bailar porque lo que tiene que hacer es boxeo. Pero luego, al final, por el amor a su hijo acaba haciendo todo lo que está en su mano para que Billy pueda realizar su sueño. Es un gran espectáculo, pero cuando sale la gente, de lo que habla es de la emoción sentida.

Compartir el artículo

stats