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El balance anual de las multinacionales de la comarca

Asturiana de Zinc se encamina hacia su octavo récord de producción consecutivo

Los dueños de Azsa anuncian la puesta en marcha de los mayores yacimientos de mineral del mundo para aprovechar la buena ola de precios

Las instalaciones de Asturiana de Zinc en San Juan de Nieva. MARA VILLAMUZA

La empresa Asturiana de Zinc (Azsa) se encamina hacia su octavo récord de producción consecutivo anual y todo esto por cuatro razones. En primer lugar, porque las instalaciones de la fundidora de San Juan de Nieva tienen capacidad para seguir elevando la producción cada doce meses. En segundo lugar, porque la dirección de la empresa hace tiempo que ha decidido emprender una labor de desarrollo destinada a optimizar los recursos y procesos industriales. La tercera razón es que, según fuentes consultadas, ha logrado producir con los menores costes posibles de tal modo que en los últimos años la plantilla de la compañía ha disminuido. Y, por último, porque la metalúrgica forma parte de los tesoros más preciados de la multinacional Glencore, que controla algo más del 20 por ciento del mercado de cinc en Europa y buena parte de las minas más productivas del planeta. O sea, los dueños de Azsa son productores y comercializadores, algo singular en el mercado de las materias primas, más si cabe, en el del refinado de cinc, en el que reina Azsa.

El incremento de producción de cinc en la factoría de San Juan de Nieva es indiscutible desde 2009. Un año antes, la empresa había cerrado el ejercicio con 450.300 toneladas de cinc como consecuencia de unos incendios fortuitos que "obligaron a la planta a trabajar al 90 por ciento de su capacidad durante un largo período", en palabras de la propia empresa. En 2007, la compañía había reconocido en su balance de cuentas que estaba capacitada para producir hasta 507.000 toneladas anuales (en 2011 ya se superaron de manera sobrada). Desde 2009, los incrementos se establecen a razón de algo más de un millar de toneladas al año.

La compañía cerró el pasado ejercicio en 517.962 toneladas de lingotes, es decir, 1.921 más que las que habían salido a finales de 2015. La publicidad de este incremento de la producción de Azsa es un dato fundamental porque es en torno a él que se calcula la prima que la compañía abona a sus empleados en virtud de lo acordado en el último convenio colectivo.

Esta situación boyante no difiere en demasía con lo que está viviendo su propia matriz, es decir, Glencore, la multinacional anglosuiza que gobierna Ivan Glasenberg. Los dueños de Asturiana de Zinc comunicaron esta semana su intención de volver a extraer mineral de yacimientos que habían dejado parados en octubre de 2015, ante la crisis en los precios. Aquella decisión dejó el mercado desabastecido en medio millón de toneladas de mineral, una cantidad señera si se tiene en cuenta que el mercado de cinc del mundo nunca supera los 14 millones de toneladas procesadas.

La dirección de la multinacional Glencore señaló esta semana específicamente a la mina Lady Loretta, que está en Queensland, en Australia, y forma parte del complejo minero de Mount Isa, el yacimiento de cinc más importante del planeta. Su reapertura supone que Glencore pondrá en el mercado -hasta 2020- algo más de 195.000 toneladas de mineral a un precio que duplicará el cotizado en el otoño de hace un par de años.

Entonces la tonelada de cinc se compraba en la Bolsa de Metales de Londres a 1.700 dólares y esta semana, a 3.175. El mes pasado estuvo a 3.326 la tonelada, el máximo de la década.

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