La última batalla contra las termitas se juega en el altar mayor de la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery, en el barrio de Sabugo.

Los técnicos se valieron de una grúa que llegó a la plaza de la Merced a bordo de un camión con una pluma. La maniobra de descarga fue aparatosa. Precisó la descarga del camión y su puesta en marcha.

Recorrió el pasillo central hasta el altar mayor. Allí fue donde el biólogo se embarcó en el aparato para saber la naturaleza de la huella dejada por los insectos comedores de celulosa