La crisis desatada en un colegio público avilesino a raíz de la denuncia, por parte de la familia, de acoso escolar y maltrato de los que son víctimas dos hermanos de 7 y 10 años entra en vías de resolución seis días después de hacerse público el tema. El departamento de Inspección de la Consejería de Educación propició la celebración, ayer, de una cumbre en el colegio que finalizó con la redacción de un plan de trabajo compuesto por nueve puntos y la satisfacción de los padres por ver que, al fin, las autoridades educativas se toman en serio su preocupación.

No obstante, los padres de los niños acudieron al Juzgado de Avilés a última hora de la mañana para ratificar la denuncia por agresiones contra dos profesores del centro educativo que ya cursó de oficio el Hospital San Agustín tras atender en sus instalaciones al menor el pasado día 1 de diciembre, fecha en la que el pequeño participó en una actividad escolar durante la cual, según la versión de sus progenitores, recibió puntapiés en las piernas y fue arrastrado por el suelo al extremo de resultar lesionado en un hombro y un codo, según consta en el parte médico del servicio de Urgencias del hospital. La acusación de ese presunto maltrato al niño recae sobre dos docentes del colegio, los teóricos encargados de vigilar ese día a los alumnos.

Por lo que respecta a la cuestión estrictamente escolar del conflicto, las partes convinieron que las medidas pactadas ayer pueden contribuir a restaurar la convivencia pacífica en el colegio -muy dañada en estos últimos días-, así como a sentar las bases para evitar futuros episodios de acoso o maltrato y, sobre todo, a "normalizar" la relación de las presuntas víctimas de acoso con sus compañeros y profesores.

Esas medidas, según ha podido saber este diario, son las siguientes: mantener reuniones semanales entre los padres de los críos y los responsables del colegio, someter a debate en el Consejo Escolar las normas que deben presidir la convivencia en el colegio, impulsar el desarrollo de actividades de dinamización en los patios para cohesionar los grupos y mejorar la convivencia en general, extremar la vigilancia y el control de los recreos reforzando si es preciso el número de docentes encargados de esa tarea, mantener entrevistas con los niños para identificar la procedencia de las conductas inadecuadas, proponer actividades para trabajar la resolución pacífica de conflictos, asignar figuras de referencia a los niños para que tengan a quien acudir en caso de conflicto y, por parte de la familia, transmitir mensajes positivos sobre el colegio para favorecer la buena readaptación de los niños en el segundo semestre del curso.