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El espíritu navideño sabe a polvorón

El conserje de la biblioteca universitaria tuvo un detalle con los estudiantes: les puso dulces típicos de estas fechas en las mesas

Alfredo Fernández deja un polvorón en una de las mesas de la biblioteca del Centro de Estudios Universitarios. M. V.

Alfredo Fernández resumió la Navidad en un gesto. No es político, ni empresario, es conserje en el Centro de Estudios Universitarios de Avilés, aparte de un tipo detallista. Tanto que más allá de grandes citas y regalos, demostró que el espíritu de estas fechas puede caber en unos cuantos polvorones. Los mismos que repartió de "de extrangis" por las mesas de la biblioteca, cual Papá Noel novato, aprovechando que los estudiantes que estos días preparan exámenes aún no habían llegado.

Alfredo Fernández es gijonés y tiene 60 años. Hace 12 años, fue matarife en el matadero municipal, hasta que lo privatizaron y le ofrecieron ser conserje en el edificio de la Ferrería. En todo ese tiempo ha visto pasar muchos estudiantes. Pero los más dados a tomar apuntes durante años son los de Medicina, con quienes ha trabado una amistad especial. Son como mis niños, les llevo viendo por aquí ya va para cinco años", comenta, sin poder ocultar la sonrisa.

El gijonés tuvo la idea unas semanas atrás, coincidiendo con el piscolabis servido con motivo de la clausura de Pumuo (el programa universitario para mayores), del que sobró comida y "unos tres kilos de polvorones", explica. "Me pidieron que los donara a Cruz Roja, pero me quedé con los dulces para tener el detalle con los chavales", cuenta. No sólo del picoteo se pertrechó el conserje. Su hija, a la sazón enfermera en Cabueñes, le regaló otro puñado de su cesta de Navidad. "Como soy diabético, pues también se los di a ellos", afirma contento.

En total, Alfredo Fernández fue depositando polvorones por las mesas dos veces. Una de mañana y otra de tarde, para endulzar la jornada a los estudiantes. Ahora ya sólo le quedan unos pocos, los cuales ofrece en la conserjería. Para los estudiantes, el gijonés es un tipo muy querido. Adela Álvarez, se prepara para el MIR, y le define como "un encanto". Fernando Iglesias, también preparándose para ser médico, le conoce desde hace seis años: "Nos trata como a reyes, con él venimos a plato puesto, si necesitamos folios, allí está él, a veces hasta nos abre un pelín antes las puertas para que no pasemos frío".

Los ya celebérrimos polvorones de Alfredo Fernández no son su primer detalle navideño. El año pasado ya invitó a sidra a los estudiantes. Sin embargo, sí puede ser el último de estas fechas. El conserje se prejubilará a principios de marzo del año que viene. Y dejará un hueco enorme. Pero antes habrá demostrado que, en el fondo, la Navidad son pequeños detalles.

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