La de ayer fue una jornada en la que hizo un "pelín de frío", pero dio para que una preadolescente se repensara pedir un móvil a los Reyes Magos y también para una ruptura en vivo y en directo. Mientras los cortejos estaban aún en el colegio del Quirinal, el Parche se había llenado a rebosar. El actor Alberto Rodríguez se encargó de llenar la espera. Y aquí fue cuando preguntó a esa niña por sus peticiones reales.

-Un móvil, -dijo.

Y Alberto Rodríguez entonces sometió la petición al escrutinio público:

-¿Debe pedir un móvil a los Reyes?

La respuesta del personal no fue clara, así que la niña se escondió tras una sonrisa cándida.

La de ayer es la verdadera noche de los inocentes. No lo son los hermanos Lucía y Ramón Ponga. Ella tiene quince y él, once, pero no se pierden la cabalgata. "Antes vamos a tomar chocolate al Germán", dijo el padre. Los dos participaron este año porque acompañaban a Ángela Martínez, que es su prima de cinco años y ha invertido toda su ilusión en la noche que se avecina, la que concita inquietud y sueños ligeros.

Guillermo Pelayo, el barquillero de Avilés, no faltó a la cita. Vendió sus confites por todo el recorrido. "A ver cómo se nos da", aseguró. La Exposición estaba a plena ocupación. Los quinceañeros se subieron en los contenedores metálicos y también en el techo de una furgoneta. Las madres orgullosas grababan a sus crianzas. Y los padres, como Isaac Fernández, los fotografiaron.

Los tambores, mientras tanto, no cesaron. El Ayuntamiento de Avilés aseguró que iban a ser más de trescientas personas las que participarían en el recorrido, un paseo del que Jesús Serrano no perdió detalle. "Estamos colocados muy bien", le explicó su madre.

Pero ayer no todo el mundo quedó anonadado con la cabalgata -"espectacular", al decir de algunos; "como la de todos los años", en palabras de otros-. Sara Gómez se abría espacio entre el gentío, cerca de la iglesia de Sabugo, cargada de bolsas. "Qué agobio, que no llego", sonrió. Pero lo más natural fueron los ojos abiertos de par en par, las ganas de pillar cuantos más caramelos mejor... Que la ilusión, si es dulce, es doble ilusión.

La cabalgata tardó algo más de dos horas en alcanzar la plaza de España, donde se mantuvo fiel el actor Alberto Rodríguez.

-O sea, que tienes mozu. Huy, huy, huy..., -le decía al cámara que siguió cada uno de sus pasos y también los de las Hadas del Bosque, que eran nuevas en el recorrido y que encandilaron a los asistentes veteranos: a la madre de Lucía y Ramón Ponga, pero también a Jesús Serrano. No tanto, eso sí, como la batucada de la Asociación de Africanos. Que lo exótico suena mejor por ser exótico, precisamente.

El desfile de Avilés que mejor sonó encandiló a niñas como Irene Fernández, pero también a las madres que decidieron aprovechar la noche más hermosa, que la ilusión no es cosa de niños, a la caza de caramelos. Hubo algunos esprais, pero apenas se hicieron notar. Se notó más el confeti y, sobre todo, los toques de tambor. Todo como preludio para el sueño mejor de todos.