Ascensión (Susi Amores) falleció en la madrugada del 26 de enero en su dormitorio tras sufrir una agresión "sorpresiva y brutal" de su marido, el pastelero Julio Pardo. Esta es la conclusión a la que llegaron los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que participaron en la inspección del escenario del crimen, que creen que la víctima recibió los primeros golpes en la cama y el resto en el suelo del dormitorio. "La llave inglesa (el arma homicida localizada bajo la cama del matrimonio) no era muy grande, no pesa, tuvo que darle muchísimos golpes para matarla", expuso uno de los investigadores en la segunda sesión del juicio por jurado que se celebra en la Audiencia Provincial por el crimen del Carbayedo, que conmocionó a la sociedad asturiana hace dos años.

Los agentes de la Policía Científica creen que Susi Amores estaba durmiendo en la cama cuando su marido le propinó los primeros golpes en la cabeza aquella madrugada del 26 de enero de 2016. "Creemos que estaba acostada en el centro de la cama, porque había sangre en la almohada y la sábada y salpicaduras en el cabecero (por los golpes) y en la pared (un semicírculo de levantar la llave inglesa con restos de sangre para coger impulso)", explicó uno de los agentes. Para producir tales salpicaduras, los golpes tuvieron que propinarse con mucha fuerza. "Hay que golpear fuertemente para una proyección. Hace falta violencia en el golpe", expuso otro policía.

Las proyecciones de sangre localizadas en la habitación hacen indicar que la mujer se fue moviendo, huyendo de su agresor, hasta caer al suelo. El cadáver fue localizado entre la cama y la ventana del dormitorio, boca arriba ("decúbito supino") y sobre un gran charco de sangre. Estaba tendida en sentido contrario al de la cama, con los pies hacia la pared del cabecero, y una almohada le cubría el rostro. "No sé si la intentó asfixiar o si por sentimiento de culpa se la puso para tapar la cara, en plan mortaja", señaló un agente.

Los investigadores creen Julio Pardo siguió propinando golpes a su mujer en el suelo del dormitorio, donde fue localizado el cadáver (también había salpicaduras bajo la ventana de la estancia, en la pared y un radiador). Según la hipótesis de la Policía Nacional, la inmovilizó sujetándole el brazo derecho (estaba repletos de hematomas) y se puso sobre ella, hincándole la rodilla en el costado y llegando a romperle tres costillas. "Con su mano izquierda sujetaba el brazo derecho de Susi y con la derecha la golpeaba. Ella presentaba los golpes en la parte izquierda de la cabeza, y las heridas que presentaba coincidían con el tornillo de ajuste de la llave inglesa", expuso uno de los agentes, que defiende que la mujer "no tuvo opción" de escapar.

Todo ocurrió en el dormitorio conyugal del 6.º A de la calle Ramón y Cajal de Avilés, el piso donde el matrimonio convivía desde 2005. Los investigadores no localizaron restos de sangre en ninguna otra estancia del dormitorio. Sólo en la llave inglesa (también tenía cabellos negros), en el cuello de una botella de ron (estaba vacía, sobre la mesa de la cocina) y en los bolsillos del pantalón del pijama de Julio Pardo. Uno de los agentes interpreta que "después de matar" a su mujer, el acusado "metió las manos en el bolsillo" del pantalón del pijama, prenda que fue localizada a los pies de la cama.

Cuando la Policía accedió a la vivienda alertada por la familia de Susi Amores, se encontró a Julio Pardo en el salón, tumbado en el suelo de costado, con el pecho descubierto y el resto del cuerpo cubierto con un batín y una manta. Tenía sangre en las uñas. Los agentes localizaron vómito en la la chaqueta del pijama, a la altura de uno de los hombros, y en la cama, en el lado bajo el que se localizó el arma homicida. Es decir, esos vestigios hacen indicar que Julio Pardo pudo haber estado acostado en la cama, en el mismo cuarto donde le arrebató la vida a su mujer a los 46 años. Hallaron otras dos botellas de alcohol (semivacías) en el salón y blísters de pastillas, la mayoría en la cocina.

Los investigadores aseguraron que la puerta de acceso al piso tenía activado un sistema de bloqueo desde el interior, de ahí que los bomberos tuvieran que derribarla para poder entrar en el piso.