Los médicos forenses que llevaron a cabo la autopsia de Ascensión Amores, a la que el pastelero Julio Pardo mató en enero de 2016, han declarado este miércoles en la Audiencia Provincial que la víctima recibió "más de 30 golpes que le produjeron heridas abiertas en cara, cráneo y manos", buena parte de las cuales presentaban "signos de vitalidad", es decir que la mujer "no murió del primer golpe que recibió, sino que probablemente se fue debilitando hasta los últimos golpes recibidos en la sien y parte atrás de la cabeza que fueron los que le causaron la muerte".

Han insistido además en que "está clarísimo que cuando realiza el ataque el acusado no estaba bajo los efectos de un consumo masivo de pastillas", que quizás pudo tomar después. "Sí pudo haber tomado alcohol antes pero no lo suficiente como para no saber lo que hacía, pero no bajo los efectos combinados de alcohol y pastillas", han explicado.

Los médicos forenses han relatado que el objeto causante las heridas fue una llave inglesa de unos 25 centímetros y poco peso, "lo que indica que se causó gran sufrimiento" a la víctima dada la intensidad y continuidad de los golpes que tuvo que propinarle hasta provocarle la muerte, que sitúan en la madrugada del día 26 de enero de 2016.

También han destacado la importante cantidad de heridas en antebrazos y manos, aunque han indicado que la defensa "fue pasiva y casi por inercia", ya que recibió los primeros golpes por sorpresa, cuando estaba tumbada en la cama y probablemente dormida.

"La víctima tenía la cara desfigurada e irreconocible, muy inflamada, lo que indica que las heridas se hicieron con el cuerpo que estaba con vida. Nuestra principal hipótesis es que el primer asalto le pilló de improvisto y por eso los primeros golpes fueron en la cara, eso la despertaría, intentaría cubrirse y ahí la multitud de hematomas en torso, manos y antebrazos. Luego cayó de la cama y él siguió golpeándola en esa posición. Además presentaba tres costillas rotas que se pueden deber al haberse colocado él encima de ella para colocarle una almohada en la cara", ha relatado una de las peritos que elaboró la autopsia.

Respecto a la posible ingesta masiva de alcohol y de pastillas -ansiolíticos y antidepresivos-- por parte del acusado antes de atacar a su mujer, los peritos han destacado que a su juicio los "veloces y golpes certeros que recibió la victima requieren un gran control que es incompatible con dicha ingesta".

"Nuestra opinión, siempre desde el punto de vista técnico, es que el acusado pudo beber antes de los hechos, como así lo dijo, pero pudo haber bebido no tanto alcohol como para tener descoordinación sino para tener el valor o valentía para realizar algo que tuviese planeado", han explicado los peritos, que han insistido en que con esa llave inglesa "se requería gran velocidad en los golpes y además acertar" para producir las heridas, algo incompatible con el consumo de pastillas en gran cantidad. "Tal ingesta de pastillas y alcohol es incompatible con provocar hasta más de 30 golpes en la misma región en una persona que se está moviendo", han insistido los forenses.

Así, de sus análisis los peritos concluyen que sería después de atacar a su mujer cuando el acusado seguiría bebiendo y tomando pastillas, quizás con la intención de acabar con su vida, algo que no sucedió porque se acostó y vomitó, lo que hizo que no llegase a fallecer. Ahí se quedaría en un estado de somnolencia hasta la mañana del miércoles que es hallado en el domicilio por los agentes. En este sentido los forenses sitúan la ingesta de pastillas y alcohol de manera masiva "unas 15 horas antes de que fuese encontrado parte de la policía".Personalidad antisocial y rasgos narcisistas

En cuanto al informe sobre la imputabilidad del acusado, los médicos forenses han indicado que Julio Pardo presentaba en la entrevista "rasgos de personalidad antisocial y rasgos narcisistas con una falta de arrepentimiento, ni sentimientos de culpabilidad". También han indicado que "es consciente perfectamente de distinguir lo que está bien y lo que está mal".

También han declarado dos peritos psiquiatras llamados por la defensa que exploraron al acusado para elaborar un informe sobre su personalidad y los posibles rasgos patológicos y han declarado que Julio Pardo presenta "distintos trastornos de personalidad". Así han concluido que el acusado tiene un "trastorno mixto de la personalidad", con un estado afectivo "inestable y cambiante" que traen como consecuencia "que sea muy difícil adaptarse a las dificultades y a las situaciones de estrés".

La de este miércoles es la tercera jornada del juicio en el que el pastelero avilesino, Julio Pardo, se enfrenta a una pena de 25 años de prisión y diez más de libertad vigilada. También solicitan para el, fiscal y acusaciones, que indemnice a los familiares de la víctima.